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11 mayo, 2011

PARA CONTAR ETA REIR. (ETA= Y) POR SI LO LEE LA SORAYITA SAÉNZ DE SANTA-MARÍA

El extraño cuento de BlanCampsNieves y los siete imputaditos

Pedro Simón y Rafael J. Álvarez | Madrid
Actualizado miércoles 11/05/2011 10:43 horas.
http://www.elmundo.es/elmundo/2011/05/10/espana/1305050637.html

Érase una vez un país muy muy cercano donde vivía una bella princesita llamada BlanCampsNieves.

En aquel reino popular, BlanCampsNieves vivía entre Jaguares y trajes de 4.000 euros, excelsos calzoncillos hechos con piel de cabritillo y paellas cocinadas con PPpitas de oro.

Tenía una madrastra en Madrid y un leñador con bigotes que le iba desbrozando la maleza. De tanto darle al hacha, tralarí-tralará, dejaron aquel reino sin suelo por urbanizar.

Cuando cogieron un espejito de Gucci y le preguntaron que quién era la más bella, el espejito iba a decir que el pianista de Parada, pero fue sincero y le contestó que buscara la verdad por la Rita del Bacalao. Allí fue, tralarí-tralará. No hubo príncipes ni besos en aquel viaje. Sólo manzanas con gusanos dentro. Y aún así, el pueblo aplaudía a rabiar al paso de BlanCampsNieves, a quien le tiraba la sisa cada vez que bendecía a las masas con pose curil.

Acabó en una mina la princesita, todo a oscuras y aprovechando el filón. En el subsuelo trabajaban los ocho imputaditos, que sacaban joyas del yacimiento y en vez de un collar preparaban una correa. Crecidos con BlanCampsNieves, los imputaditos se hicieron grandes. BlanCampsNieves se vistió de gorra y hubo saqueo de gorrón.

Y el imputadito Mudito pidió a toda Costa caviar y se lo trajeron. Y al imputadito Dormilón se le antojó un Iphone y lo tuvo. Y el imputadito Tontín se encaprichó a toda Costa con un coche de alta gama y se lo regalaron. Y hubo un bolso de Loewe de 800 euros en la Rita del Bacalao. Y a lo cohecho, pecho. Y parecían Gremlins de los malos los imputaditos cuando se les mentaba el banquillo de los imputados.

Con los sacos llenos, los ocho se metieron en campaña y de puro contento cantaban -aijó, aijó, a casa a prevaricar-. Vino un sastrecillo valiente a poner fin y le dijeron que se había equivocado de fábula. Hubo elecciones. Como tonta no era, BlanCampsNieves metió a los imputaditos en la lista. Nadie echó en falta al pianista de Parada. O sí.

Al final serán felices y comerán más votos y perdices que nunca. Los imputaditos se acicalan las barbas. Buen provecho, princesita. No hay nada como echarle cuento a la política.