El corredor perpetúa al oso cantábrico al acabar con su aislamiento genético
Un estudio de la FOP constata el flujo de ejemplares del núcleo occidental al oriental.
La
férrea barrera física que desde hace más de un siglo ha mantenido
separada a la población cantábrica del oso en dos subpoblaciones, la
oriental y la occidental, ha reducido a lo largo de los años la
variabilidad genética de esta especie que ha estado condenada a la
endogamia para persistir. Según estudios llevados a cabo en los años
noventa, la falta de conexión entre ambas subpoblaciones ha supuesto un
grave riesgo para su supervivencia, por la baja variabilidad genética y
su reducido tamaño, especialmente en la subpoblación oriental.
Sin
embargo, el Estudio genético del oso pardo en el corredor
interpoblacional y en la subpoblación oriental cántabra, iniciado en
2013 por la Fundación Oso Pardo (FOP), ha constatado un importante flujo
de ejemplares y de genes de la subpoblación occidental a la oriental a
través del llamado corredor interpoblacional, una franja habilitada para
salvar las vías de comunicación (carreteras, autopistas, vías férreas y
pantanos) que atraviesan la cordillera.
Este proyecto, financiado
por Enel Green Power España, pretende dar respuesta a algunas
cuestiones trascendentales para el oso cantábrico, tales como si la
variabilidad genética en la subpoblación oriental aumentaba, y si el
crecimiento de la subpoblación occidental cantábrica, con un censo
actual superior a los 200 ejemplares, estaba dejando huella genética en
la pequeña subpoblación oriental. Para ello, se han analizado 152
muestras de pelos y excrementos de oso pardo recogidas básicamente en la
subpoblación oriental y en el Corredor interpoblacional entre junio de
2013 y agosto de 2014 por los equipos de la Junta de Castilla y León y
la FOP.
Los resultados obtenidos analizando el ADN de las
muestras, cuya fiabilidad ronde el 94%, han respondido con creces a
dichas preguntas y ponen de manifiesto que el aislamiento genético de
ambas subpoblaciones cantábricas -lo que estaba considerado como un
grave problema de conservación- está tocando a su fin.
Los
análisis de las muestras recolectadas han individualizado con seguridad
26 osos, que deben considerarse una parte del censo de la subpoblación
oriental, dado que el estudio no pretendía realizar un censo genético de
esta subpoblación y ni el método ni el periodo de muestreo permitirían
detectar todos los ejemplares presentes. Sobre estos 26 ejemplares se ha
llevado a cabo el estudio genético.
El estudio ha constatado un
importante flujo de ejemplares y de genes de la subpoblación occidental a
la oriental: de los 26 ejemplares individualizados y genotipados (con
su carnet genético individual) con seguridad en la subpoblación
oriental, cinco son osos con características genéticas orientales, siete
son osos con características genéticas occidentales y 14 son ejemplares
con características genéticas mixtas. Es decir, este estudio ha
detectado en 2013-2014 en la zona oriental 7 osos migrantes que han
llegado desde la población occidental y 14 osos con algún grado de
mezcla, procedentes de cruces mixtos entre ejemplares de ambas
subpoblaciones. Esto ha sido posible sin duda gracias a la fuerte
recuperación de la subpoblación occidental, que ha bombeado ejemplares
hacia otras áreas, entre las que se incluye la subpoblación oriental.
Alta calidad genética
Otras
de las evidencias del estudio ha sido que, aunque la población
cantábrica de oso pardo todavía está estructurada en dos grandes grupos
de características genéticas diferenciadas, la llegada de osos
dispersantes desde la zona occidental -y el consiguiente flujo de genes-
ha propiciado que la variabilidad genética (la salud genética, la
capacidad de adaptación a cambios ambientales) ha sido la más alta
registrada hasta la fecha en esta subpoblación oriental. Según los datos
obtenidos, se puede afirmar que la variabilidad genética de la
subpoblación oriental ha dejado de ser la más baja registrada en osos
europeos, situándose ahora por encima de las descritas en los Pirineos o
los Apeninos italianos.
Los análisis genéticos han sido
realizados por investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales
-organismo adscrito al Centro Superior de Investigaciones Científicas
(CSIC)-. El proyecto ha contado además con el apoyo de la Dirección
General del Medio Natural de la Junta de Castilla y León y también de la
Dirección General de Recursos Naturales del Principado de Asturias, que
ha aportado muestras genéticas e información de interés para el
estudio.
La FPO ha elaborado un vídeo sobre el proyecto, que está disponible en www.diariodeleon.es
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