13/02/2010
Tribuna | carlos cuenya gonzález.
Estimado Pedro García Trapiello, en respuesta a tu respuesta del pasado día 24 de enero. Me alegra y reconcilia con el mundo y la gente en la que creo, que estuvieses presente y activo durante todos aquellos años previos al cierre de la presa de Riaño.
Decirte que tu tropel de recuerdos (la melancolía, la ira y la tristeza ) coinciden en gran parte con los míos, pero sigue dándome la impresión (por una mera cuestión de número de líneas) de que das más importancia a lo de la máquina de coser de la señora Remi, que a lo que hizo, y a cómo lo hizo, la administración.
Infamias que me dejé en el tintero, como que en 45 años nadie haya tenido tiempo para rescatar de las aguas el puente de Pedrosa ( aún vivo, orgulloso y en pie), son también, sin duda alguna, culpa de nuestra entrañable señora Remi. En fin, bromas aparte, quiero suponer que estamos de acuerdo en lo esencial y todo es una cuestión de hacia donde se cargan las tintas. Te confesaré que, sin renunciar a ello, yo también veo complicado lo de recuperar los pueblos, sus casas y su gente. Pero a muchos en la comarca no se nos quita de la cabeza el intentar rescatar al menos un buen trozo de aquel valle grandioso. ¿Que cuál sería el coste? Cero. Bajada la cota del pantano, en diez años el terreno liberado estaría igual que estaba. Verdea en tres meses imagínate en diez años. ¿Qué en quién revertirían los terrenos? Pues lógicamente, si se expropiaron para el «bien común» volverían para ser terrenos comunales de los tres ayuntamientos limítrofes.
Respecto a «mi minuta», no es «mi» minuta. Amplia ese cálculo a todos mis vecinos, ahora proyéctalo en el tiempo y echa cuentas. Lo repito: tenemos, para siempre, un charco en mitad del pasillo. Cuando se habla de la construcción de pantanos siempre nos olvidamos de los pueblos no tapados pero perjudicados, que son muchos en todas las zonas de montaña de España.
«El agua es de todos», me dices. ¿Los tomates, los kilowatios y los campos de golf también son de todos? No. El agua es de todos, las putadas que trae su almacenamiento sólo nuestras. Pues que bien.
Minimizas de nuevo el impacto del pantano sobre el conjunto de la comarca: «Así que la despoblación del lugar no se debió tanto al embalse como al hecho de toda una montaña que se despoblaba igualmente». No me lo creo. Nadie que sea imparcial puede creerse que la vida de esta comarca hubiera sido la misma sin el pantano.
Desde 1963 prácticamente no se hizo ninguna inversión de futuro, ni en los pueblos tapados ni en los otros. Y pese a eso, Riaño (y con él la comarca) logró llegar a 1987 pujante y cumpliendo su papel de cabecera comarcal. Cuando el pantano se cerró, la Montaña de Riaño era ya un referente del turismo de naturaleza en todo el norte de España. Cuando hablan ahora de cifras de ocupación turística en lo que ellos llaman «Picos», por no llorar me parto de risa. Se juntaba más gente en aquel camping del campo San Miguel cualquier día de verano de principios de los ochenta de la que pasa ahora por la montaña en un año entero.
También creo que te equivocas de plano cuando relacionas la recuperación del valle con un hipotético desastre medio ambiental provocado por «los hombres blancos». A lo peor es ahora cuando hay que hacer alguna burrada para sacar la comarca adelante. Aquella vega inmensa, a mil metros de altura, plana como una mesa de billar, en una cordillera donde un metro cuadrado de terreno llano es oro molido (piensa en Potes o en Cangas del Narcea), era nuestro mejor activo; y nos lo quitaron. Todo aquello turísticamente razonable que se te ocurra se pudiera hacer en aquel fondo de valle va a haber que subirlo ahora 2 ó 3 escalones en el mosaico de paisajes de la cordillera, triplicando, me temo, el impacto.
Respecto a los hombres blancos, ya llevan muchos años entre nosotros, querido Pedro. Llegaron poco después de sellarse la presa, montados en un bulldozer. Erradicaron el turismo (en realidad no hacía falta, tapado el valle se erradicó solo) y soñaron una montaña llena de marquesones cazando mientras sus señoras hacían esquí acuático. Son ellos, con la inestimable ayuda de algunos hombres blancos autóctonos, los que nos han llevado a ser lo que somos hoy: un cortijo andaluz entre montañonas cantábricas.
Sobre el nuevo Riaño mantengo lo dicho: fue el único acierto de todo el proceso. Podemos discutir la ubicación del pueblo, su estética (lo diseñó gente que quería que todo se olvidase, no lo olvides), o la dirección socioeconómica que se le quiso dar. Pero aun así, la montaña es muy tozuda ordenando el territorio. No copia de internet, usa los ríos. En la Y que formaban los 3 valles principales, Riaño era el eje. Irremplazable por un pura cuestión de posición geográfica, salvo que se cambiase por un nuevo Riaño casi en la misma confluencia de valles.
Y por supuesto que se debería haber invertido en los pueblos extraembalse, a través de un plan de desarrollo que debería haber ido paralelo a la construcción del pantano y que aún hoy, pese a ser obligatorio por ley, nos deben. Pero ni Boca ni Burón podrían haber cumplido el papel de cabecera para toda la comarca, como jamás podrá cumplirlo Cistierna, repito, por una pura cuestión geográfica.
Respecto a la Sama Velilla, es claramente otro Riaño. Los mismos protagonistas (montañeses y lobbies de la energía), de nuevo León perjudicado gravemente para beneficio de terceros, y de nuevo (tiempo al tiempo) abandonado por su clase política. Por cierto, el río Colorado, uno de los más represados del mundo, entre otras por la gigantesca presa Hoover que abastece la locura de Las Vegas, llega seco a sus últimos 100 kilómetros. No hay sistema de pantanos que aguante el despilfarro y el abuso como norma. Y en esa lucha Pedro, contábamos contigo en esta orilla del río, no en la otra. Y aun sabiendo que intentas remar con tu propia barca, por tu propio río, para huir de «bandos, fregados y trincherismos»; no sé si te habrás dado cuenta (la lectura de tu artículo y el de Ful es para mí rito diario con el primer café), pero últimamente repartes muchas más cornadas contra quienes «no pueden esconder su voz cuando gratuitamente se mata un ruiseñor o se rompe un paisaje», que contra los que matan ruiseñores y rompen paisajes. Un saludo, maestro. Sin acritú.
Decirte que tu tropel de recuerdos (la melancolía, la ira y la tristeza ) coinciden en gran parte con los míos, pero sigue dándome la impresión (por una mera cuestión de número de líneas) de que das más importancia a lo de la máquina de coser de la señora Remi, que a lo que hizo, y a cómo lo hizo, la administración.
Infamias que me dejé en el tintero, como que en 45 años nadie haya tenido tiempo para rescatar de las aguas el puente de Pedrosa ( aún vivo, orgulloso y en pie), son también, sin duda alguna, culpa de nuestra entrañable señora Remi. En fin, bromas aparte, quiero suponer que estamos de acuerdo en lo esencial y todo es una cuestión de hacia donde se cargan las tintas. Te confesaré que, sin renunciar a ello, yo también veo complicado lo de recuperar los pueblos, sus casas y su gente. Pero a muchos en la comarca no se nos quita de la cabeza el intentar rescatar al menos un buen trozo de aquel valle grandioso. ¿Que cuál sería el coste? Cero. Bajada la cota del pantano, en diez años el terreno liberado estaría igual que estaba. Verdea en tres meses imagínate en diez años. ¿Qué en quién revertirían los terrenos? Pues lógicamente, si se expropiaron para el «bien común» volverían para ser terrenos comunales de los tres ayuntamientos limítrofes.
Respecto a «mi minuta», no es «mi» minuta. Amplia ese cálculo a todos mis vecinos, ahora proyéctalo en el tiempo y echa cuentas. Lo repito: tenemos, para siempre, un charco en mitad del pasillo. Cuando se habla de la construcción de pantanos siempre nos olvidamos de los pueblos no tapados pero perjudicados, que son muchos en todas las zonas de montaña de España.
«El agua es de todos», me dices. ¿Los tomates, los kilowatios y los campos de golf también son de todos? No. El agua es de todos, las putadas que trae su almacenamiento sólo nuestras. Pues que bien.
Minimizas de nuevo el impacto del pantano sobre el conjunto de la comarca: «Así que la despoblación del lugar no se debió tanto al embalse como al hecho de toda una montaña que se despoblaba igualmente». No me lo creo. Nadie que sea imparcial puede creerse que la vida de esta comarca hubiera sido la misma sin el pantano.
Desde 1963 prácticamente no se hizo ninguna inversión de futuro, ni en los pueblos tapados ni en los otros. Y pese a eso, Riaño (y con él la comarca) logró llegar a 1987 pujante y cumpliendo su papel de cabecera comarcal. Cuando el pantano se cerró, la Montaña de Riaño era ya un referente del turismo de naturaleza en todo el norte de España. Cuando hablan ahora de cifras de ocupación turística en lo que ellos llaman «Picos», por no llorar me parto de risa. Se juntaba más gente en aquel camping del campo San Miguel cualquier día de verano de principios de los ochenta de la que pasa ahora por la montaña en un año entero.
También creo que te equivocas de plano cuando relacionas la recuperación del valle con un hipotético desastre medio ambiental provocado por «los hombres blancos». A lo peor es ahora cuando hay que hacer alguna burrada para sacar la comarca adelante. Aquella vega inmensa, a mil metros de altura, plana como una mesa de billar, en una cordillera donde un metro cuadrado de terreno llano es oro molido (piensa en Potes o en Cangas del Narcea), era nuestro mejor activo; y nos lo quitaron. Todo aquello turísticamente razonable que se te ocurra se pudiera hacer en aquel fondo de valle va a haber que subirlo ahora 2 ó 3 escalones en el mosaico de paisajes de la cordillera, triplicando, me temo, el impacto.
Respecto a los hombres blancos, ya llevan muchos años entre nosotros, querido Pedro. Llegaron poco después de sellarse la presa, montados en un bulldozer. Erradicaron el turismo (en realidad no hacía falta, tapado el valle se erradicó solo) y soñaron una montaña llena de marquesones cazando mientras sus señoras hacían esquí acuático. Son ellos, con la inestimable ayuda de algunos hombres blancos autóctonos, los que nos han llevado a ser lo que somos hoy: un cortijo andaluz entre montañonas cantábricas.
Sobre el nuevo Riaño mantengo lo dicho: fue el único acierto de todo el proceso. Podemos discutir la ubicación del pueblo, su estética (lo diseñó gente que quería que todo se olvidase, no lo olvides), o la dirección socioeconómica que se le quiso dar. Pero aun así, la montaña es muy tozuda ordenando el territorio. No copia de internet, usa los ríos. En la Y que formaban los 3 valles principales, Riaño era el eje. Irremplazable por un pura cuestión de posición geográfica, salvo que se cambiase por un nuevo Riaño casi en la misma confluencia de valles.
Y por supuesto que se debería haber invertido en los pueblos extraembalse, a través de un plan de desarrollo que debería haber ido paralelo a la construcción del pantano y que aún hoy, pese a ser obligatorio por ley, nos deben. Pero ni Boca ni Burón podrían haber cumplido el papel de cabecera para toda la comarca, como jamás podrá cumplirlo Cistierna, repito, por una pura cuestión geográfica.
Respecto a la Sama Velilla, es claramente otro Riaño. Los mismos protagonistas (montañeses y lobbies de la energía), de nuevo León perjudicado gravemente para beneficio de terceros, y de nuevo (tiempo al tiempo) abandonado por su clase política. Por cierto, el río Colorado, uno de los más represados del mundo, entre otras por la gigantesca presa Hoover que abastece la locura de Las Vegas, llega seco a sus últimos 100 kilómetros. No hay sistema de pantanos que aguante el despilfarro y el abuso como norma. Y en esa lucha Pedro, contábamos contigo en esta orilla del río, no en la otra. Y aun sabiendo que intentas remar con tu propia barca, por tu propio río, para huir de «bandos, fregados y trincherismos»; no sé si te habrás dado cuenta (la lectura de tu artículo y el de Ful es para mí rito diario con el primer café), pero últimamente repartes muchas más cornadas contra quienes «no pueden esconder su voz cuando gratuitamente se mata un ruiseñor o se rompe un paisaje», que contra los que matan ruiseñores y rompen paisajes. Un saludo, maestro. Sin acritú.
1 comentario:
Un apoyo a Carlos Cueya y un voto para la plataforma de recuperación de los Valles de Riaño.
¡Rebajemos la cota del Pantano y recuperemos recursos de la Montaña!
Publicar un comentario