La Diputación perderá potestad en decisiones urbanísticas en favor de la Junta en 29 municipios
19/06/2009 | león. Diario de León.
Los socialistas insisten en que existe base legal para que la montaña de León cuente con unas Directrices de Ordenación Territorial en exclusiva y no compartidas con Palencia, tal y como prevé la Junta. Así, un informe jurídico encargado por el PSOE evidencia que la Diputación de León perderá competencias en su papel de regular el urbanismo (normas urbanísticas subsidiarias) en el territorio leonés incluido en las DOT: 29 municipios con cerca de 300 pueblos. El hecho de que la Montaña Cantábrica Central no tenga consideración de provincia, comarca o mancomunidad hará que las competencias acaben en manos de la Junta, cuando estas normas de planeamiento son de carácter provincial.
La generación, a través de estas DOT, de un territorio por encima del marco provincial deberá contar con una ordenación normativa propia, de lo contrario supondrá también colisión de competencias entre las diputaciones de León y Palencia en asuntos como la coordinación de los servicios municipales, la asistencia y cooperación jurídica, económica y técnica a los municipios, fomento y la defensa de los intereses peculiares de la provincia. Incluso, los Planes Provinciales de obras, que en resto de León, por ejemplo, no estarían afectados por las DOT.
Este nuevo territorio, igualmente, en realidad contradice principios constitucionales y del propio Estatuto de la Comunidad, ya que no está contemplado como espacio con entidad propia y choca con el respeto a la autonomía municipal y el impulso al centralismo que pretende potenciar la Junta.
Así, la Constitución señala que «El Estado se organiza territorialmente en municipios en provincias y en las comunidades autónomas que se constituyan. Todas estas entidades gozan de autonomía para la gestión de sus respectivos intereses».
Además, en esta misma línea, el Estatuto de Autonomía de Castilla y León recalca: «El territorio de la Comunidad comprende el de los municipios integrados en las actuales provincias de Ávila, Burgos, León, Palencia, Salamanca, Segovia, Soria, Valladodid y Zamora». Igualmente, explica que Castilla y León se organiza territorialmente en municipios, provincias y demás entidades locales y que éstas se regirán por los principios de autonomía, promoviendo el equilibrio de todos los territorios, con especial atención a las zonas periféricas, más despobladas y desfavorecidas (el caso de la montaña de León y sus pueblos).
La generación, a través de estas DOT, de un territorio por encima del marco provincial deberá contar con una ordenación normativa propia, de lo contrario supondrá también colisión de competencias entre las diputaciones de León y Palencia en asuntos como la coordinación de los servicios municipales, la asistencia y cooperación jurídica, económica y técnica a los municipios, fomento y la defensa de los intereses peculiares de la provincia. Incluso, los Planes Provinciales de obras, que en resto de León, por ejemplo, no estarían afectados por las DOT.
Este nuevo territorio, igualmente, en realidad contradice principios constitucionales y del propio Estatuto de la Comunidad, ya que no está contemplado como espacio con entidad propia y choca con el respeto a la autonomía municipal y el impulso al centralismo que pretende potenciar la Junta.
Así, la Constitución señala que «El Estado se organiza territorialmente en municipios en provincias y en las comunidades autónomas que se constituyan. Todas estas entidades gozan de autonomía para la gestión de sus respectivos intereses».
Además, en esta misma línea, el Estatuto de Autonomía de Castilla y León recalca: «El territorio de la Comunidad comprende el de los municipios integrados en las actuales provincias de Ávila, Burgos, León, Palencia, Salamanca, Segovia, Soria, Valladodid y Zamora». Igualmente, explica que Castilla y León se organiza territorialmente en municipios, provincias y demás entidades locales y que éstas se regirán por los principios de autonomía, promoviendo el equilibrio de todos los territorios, con especial atención a las zonas periféricas, más despobladas y desfavorecidas (el caso de la montaña de León y sus pueblos).
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