Artículo de opinión publicado en la Revista Comarcal nº 29
ANTE NUEVAS REALIDADES, NUEVAS POLÍTICAS, LA REORGANIZACIÓN DE NUESTRO ESPACIO.
Uno se cansa de leer normativas, cartas, mandatos, propuestas, estudios, leyes etc. sobre el tema rural, hay escritos propios de la Comunidad Autonóma, otros son de carácter Estatal, y los hay de tal amplitud que conciernen a todos los estados de la Unión Europea.
Todos, Autonómicos, Estado Central y UE tienen perfectamente estudiado el problema del Mundo Rural, son coincidentes en la problemática, en las soluciones y hasta en la puesta en marcha de medidas que palien y pongan freno al impacto brutal que ha recibido el Mundo Rural tras la estampida demográfica que ha sufrido toda Europa en la última mitad del siglo XX.
Sobre el campo de ésta gran batalla demográfica aparecen como perdedores, Pueblos, Municipios y Comarcas, que han quedado despobladas. No todas las perdedoras corren la misma suerte y a la hora de sentar las bases para una reorganización de los territorios esquilmados aparecen varios escenarios posibles perfectamente detectables, las más críticas, corresponderian a las Zonas Rurales en las que se pone incluso en peligro la propia vialidad tanto de los servicios públicos como la de los privados, cosa que pudo haber pasado tras el cierre del pantano y la desaparición del viejo Riaño como centro de distribución de servicios públicos.
Nuestra situación actual está próxima a los parámetros de las Zonas Rurales llamadas de carácter periférico, son lugares con un potencial en riqueza medioambiental, un medio productivo que debe ser considerado como motor de desarrollo y que, mediante medidas enfocadas a la explotación del turismo y el ocio, desarollen el sector servicios y hagan sostenible el espacio afectado.
Para mejorar la sociabilidad y calidad de vida en estas Zonas Rurales se despliegan medidas concretas, una de ellas, la más básica, es la reorganización territorial, que al menos ha de tener en cuenta tres premisas en las que todos los especialistas coinciden: un componente científico-técnico, un componente institucional (administrativo y político, y otras) y un componente democrático participativo. “Los tres aspectos son igualmente importantes para una buena ordenación del territorio estando los tres interrelacionados de tal manera que el avance en cada uno de ellos aporta un impulso en los demás, la dejación o desinterés en cualquiera de los tres produce con el tiempo un retroceso en los otros. Sin embargo, dentro de la importancia relativa de los tres aspectos considerados, la voluntad política y capacidad de implementación de la Administración tiene un papel central en el mayor o menor éxito en el área. La ordenación del territorio es esencialmente una tarea política”.
A los técnicos les corresponde la labor profesional de seleccionar los principios técnicos, los metodos de trabajo y las medidas adecuadas a aplicar para alcanzar el fin marcado y deseado. Del segundo, Gobierno Central y Autonómico, depende, no sólo la viabilidad del proyecto, sino también su dinámica y la eficacia del proceso. Y es la propia sociedad, democrática, organizada y participativa, quien a traves de la representación de sus políticos y otros agentes sociales, la que se ha de convertir en la parte activa a la hora de dinamizar un territorio.
Los expertos de la Junta parece que ya se han pronunciado y abogan por un proceso de Comarcalidad en las zonas periféricas, potenciar las cabeceras de Comarcas seleccionadas como centro de distribución de servicios públicos y diversificar las infraestructuras secundarias en otros puntos con el fin de vertebrar productivamente un espacio determinado.
Ahora deberían mover ficha los políticos, que son los que tienen que proyectar estos principios, el principal escollo ante el que se encuentran es de tipo estructural, estamos ante la Comunidad con más Ayuntamientos de todo el Estado, además es la Autonomía que más Ayuntamientos tiene con menos de 100 habitantes. Hay instituciones que se regulan por medio de estos Ayuntamientos, pero la verdad es que sobran Ayuntamientos, su elevado número tiene un coste administrativo y estructural que está totalmente desfasado, un exceso que además, no se traduce en una mejora ni en la cantidad ni en la calidad de los servicios que se reciben y que en nuestro caso, pudiera ser un freno a la hora de poner en marcha proyectos dinamizadores con un efecto general para las distintas zonas implicadas.
Es mejor, desde mi punto de vista, un Ayntamiento de 2.000 habitantes que siete con menos de 500, 200, cuando no por debajo de la centena, esto si atendemos al censo que, en la realidad estos datos están muy por debajo. Ayuntamientos tan pequeños carecen de posibilidades de hacer frente a nuevas competencias, no pueden asumir sus costes.
La Directriz de Ordenación Territorial pasa por ser la primera medida en clara asonancia con el pronunciamiento del comité de expertos, delimitar el espacio, reestructurarlo administrativamente, establecer los servicios primarios, dotarle de infraestructuras y competencias y adosarlo a una entidad mayor de carácter supracomarcal que contribuya a potenciar y acercar la escala de servicios a sus ciudadanos, mejorando con ello su calidad de vida. Muchas esperanzas están puestas en este proceso que avanza muy lentamente y que tiene por objetivo final de alcanzar la sostenibilidad de un determinado espacio.
Miguel A. Valladares Álvarez
Uno se cansa de leer normativas, cartas, mandatos, propuestas, estudios, leyes etc. sobre el tema rural, hay escritos propios de la Comunidad Autonóma, otros son de carácter Estatal, y los hay de tal amplitud que conciernen a todos los estados de la Unión Europea.
Todos, Autonómicos, Estado Central y UE tienen perfectamente estudiado el problema del Mundo Rural, son coincidentes en la problemática, en las soluciones y hasta en la puesta en marcha de medidas que palien y pongan freno al impacto brutal que ha recibido el Mundo Rural tras la estampida demográfica que ha sufrido toda Europa en la última mitad del siglo XX.
Sobre el campo de ésta gran batalla demográfica aparecen como perdedores, Pueblos, Municipios y Comarcas, que han quedado despobladas. No todas las perdedoras corren la misma suerte y a la hora de sentar las bases para una reorganización de los territorios esquilmados aparecen varios escenarios posibles perfectamente detectables, las más críticas, corresponderian a las Zonas Rurales en las que se pone incluso en peligro la propia vialidad tanto de los servicios públicos como la de los privados, cosa que pudo haber pasado tras el cierre del pantano y la desaparición del viejo Riaño como centro de distribución de servicios públicos.
Nuestra situación actual está próxima a los parámetros de las Zonas Rurales llamadas de carácter periférico, son lugares con un potencial en riqueza medioambiental, un medio productivo que debe ser considerado como motor de desarrollo y que, mediante medidas enfocadas a la explotación del turismo y el ocio, desarollen el sector servicios y hagan sostenible el espacio afectado.
Para mejorar la sociabilidad y calidad de vida en estas Zonas Rurales se despliegan medidas concretas, una de ellas, la más básica, es la reorganización territorial, que al menos ha de tener en cuenta tres premisas en las que todos los especialistas coinciden: un componente científico-técnico, un componente institucional (administrativo y político, y otras) y un componente democrático participativo. “Los tres aspectos son igualmente importantes para una buena ordenación del territorio estando los tres interrelacionados de tal manera que el avance en cada uno de ellos aporta un impulso en los demás, la dejación o desinterés en cualquiera de los tres produce con el tiempo un retroceso en los otros. Sin embargo, dentro de la importancia relativa de los tres aspectos considerados, la voluntad política y capacidad de implementación de la Administración tiene un papel central en el mayor o menor éxito en el área. La ordenación del territorio es esencialmente una tarea política”.
A los técnicos les corresponde la labor profesional de seleccionar los principios técnicos, los metodos de trabajo y las medidas adecuadas a aplicar para alcanzar el fin marcado y deseado. Del segundo, Gobierno Central y Autonómico, depende, no sólo la viabilidad del proyecto, sino también su dinámica y la eficacia del proceso. Y es la propia sociedad, democrática, organizada y participativa, quien a traves de la representación de sus políticos y otros agentes sociales, la que se ha de convertir en la parte activa a la hora de dinamizar un territorio.
Los expertos de la Junta parece que ya se han pronunciado y abogan por un proceso de Comarcalidad en las zonas periféricas, potenciar las cabeceras de Comarcas seleccionadas como centro de distribución de servicios públicos y diversificar las infraestructuras secundarias en otros puntos con el fin de vertebrar productivamente un espacio determinado.
Ahora deberían mover ficha los políticos, que son los que tienen que proyectar estos principios, el principal escollo ante el que se encuentran es de tipo estructural, estamos ante la Comunidad con más Ayuntamientos de todo el Estado, además es la Autonomía que más Ayuntamientos tiene con menos de 100 habitantes. Hay instituciones que se regulan por medio de estos Ayuntamientos, pero la verdad es que sobran Ayuntamientos, su elevado número tiene un coste administrativo y estructural que está totalmente desfasado, un exceso que además, no se traduce en una mejora ni en la cantidad ni en la calidad de los servicios que se reciben y que en nuestro caso, pudiera ser un freno a la hora de poner en marcha proyectos dinamizadores con un efecto general para las distintas zonas implicadas.
Es mejor, desde mi punto de vista, un Ayntamiento de 2.000 habitantes que siete con menos de 500, 200, cuando no por debajo de la centena, esto si atendemos al censo que, en la realidad estos datos están muy por debajo. Ayuntamientos tan pequeños carecen de posibilidades de hacer frente a nuevas competencias, no pueden asumir sus costes.
La Directriz de Ordenación Territorial pasa por ser la primera medida en clara asonancia con el pronunciamiento del comité de expertos, delimitar el espacio, reestructurarlo administrativamente, establecer los servicios primarios, dotarle de infraestructuras y competencias y adosarlo a una entidad mayor de carácter supracomarcal que contribuya a potenciar y acercar la escala de servicios a sus ciudadanos, mejorando con ello su calidad de vida. Muchas esperanzas están puestas en este proceso que avanza muy lentamente y que tiene por objetivo final de alcanzar la sostenibilidad de un determinado espacio.
Miguel A. Valladares Álvarez