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01 mayo, 2012

LA BANCA ESPAÑOLA ES INSOLVENTE Y HAY QUE INTERVENIRLA

Desde la heterodoxia
La banca española es insolvente y hay que intervenirla.

Juan Laborda (28-04-2012)
http://vozpopuli.com

Desde este blog denunciamos en su momento la inutilidad de la reforma del sistema financiero español emprendida por el nuevo gobierno del PP. Era fruto de una tremenda improvisación, tanto en el procedimiento utilizado, la cuantía de saneamiento estimada, como en los aspectos técnicos desarrollados. Confundía saneamiento financiero con requisitos de capital. Además, y eso era muy grave, no contemplaba un cambio sustantivo de la propiedad y de los equipos directivos de las entidades que finalmente serían rescatadas, y que presidieron su descapitalización o la consintieron.

Las elites económicas y políticas diseñaron una reforma del sector financiero a la medida de sus intereses. Estos mismos grupos han vuelto a meter su mano en nuestros bolsillos, y subirán los impuestos, esta vez indirectos, en 2013. Por obra y gracia de su avaricia y rapiña la clase media española es una especie en peligro de extinción.

Sin embargo, la realidad se acaba imponiendo. Las cotizaciones de los bancos españoles no paran de caer. El FMI advierte de la vulnerabilidad de diez entidades financieras españolas (excelente la labor de José Viñals en el FMI, ojala fuera el próximo gobernador de Banco de España). Para rematar, y tal como predijimos en el blog “España será la próxima Grecia”, la agencia de calificación Standard and Poor’s acaba de rebajar el rating de nuestro país en dos escalones hasta BBB+, entre otras cosas por la insolvencia de nuestro sistema bancario.

Deuda privada e insolvencia bancaria

Si el problema de la economía española, como el del resto de países occidentales, es la deuda privada, y como corolario la insolvencia bancaria, por qué narices se opta por restricciones fiscales o ajustes salariales. Básicamente por dos razones. En primer lugar por cuestiones dogmáticas, ya que el reconocimiento de que el problema actual de la economía es la deuda privada y la insolvencia bancaria supondría poner de manifiesto el vacío intelectual y el escaso soporte empírico de la mayoría de las teorías macroeconómicas y microeconómicas bajo las que las élites políticas y económicas actuales se educaron. Pura cuestión de supervivencia. Sin embargo, tendrán que reciclarse.

En segundo lugar por la presión de la clase dominante, la financiera, para que sea la sociedad quien pague sus desaguisados. El sistema bancario, a través de sus diferentes miembros, constantemente propone y aplaude duros ajustes para la economía española. Resulta curioso como después de las tropelías que han cometido exijan sin ningún rubor sangre, sudor y lágrimas al resto de los ciudadanos.

La banca española expandió sus balances de manera incontrolada. Sus activos crecían mediante la concesión de créditos y préstamos, básicamente alrededor del sector inmobiliario, y se financiaba con deuda en el mercado de capitales. Vamos, que a fecha de hoy en los balances hay de todo pero nada bueno.

Banco malo pero no a costa de los contribuyentes

Es más necesario que nunca un banco malo donde la gerencia, los propietarios y los acreedores paguen los platos rotos. Y después de ello, si hace falta, el Estado entre como accionista. Siempre que se ha hecho así, las cosas han vuelto a la normalidad con relativa rapidez. La alternativa, más miseria y caos.

Cualquier solución al problema del sistema financiero español debe pasar, por lo tanto, por unos requisitos mínimos. En primer lugar al equipo de gestión y a la propiedad del banco intervenido o saneado se les debe echar a la calle, y, en su caso, si fuera necesario, tal como sucedió en Suecia en los 90 o en Islandia o Nueva Zelanda más recientemente, algunos deberían ir a la cárcel.

Hay que reducir capacidad, de manera que sólo deben sobrevivir los bancos solventes. A la vez que se sanea el activo de los bancos, se debe reducir la deuda de los agentes económicos endeudados en torno a dichos activos. Véase el capítulo tres del último informe bianual del FMI bajo el título “Dealig with Household Debt”. En él se propone para España, Reino Unido, y Estados Unidos, la necesidad de reducir la deuda de las familias mediante quitas, estudiando diversas experiencias históricas, entre otras la HOLC de la Gran Depresión y la experiencia islandesa de 2008, la más reciente, y que de manera machacona venimos proponiendo en este blog.

Cualquier rescate no debe afectar a los depositantes sino a los acreedores. Para ello se debe transformar los bonos u obligaciones en acciones o capital. Por encima de todo hay que proteger a los contribuyentes, especialmente en un momento donde se nos pide tanto sacrificio.

Insolvencia bancaria e intereses de clase

Los ciudadanos, al margen de sus ideas políticas, ya no aguantan más, y da igual quien esté en el poder. La asunción de una serie de políticas económicas por parte del actual gobierno y del anterior, reflejan en última instancia el sometimiento a la clase dominante. Es la clase dominante, el capitalismo financiero, quien determina y quien marca lo que en última instancia hacen los gobiernos, especialmente, aunque no solo, los de ideología conservadora.

El ingrediente más importante para una recuperación económica sostenida es la reforma de los abusos que permitieron una burbuja espectacular, una mala asignación del capital productivo y los efectos negativos de los monopolios y los fraudes financieros en la economía real.

Hoy en día una auténtica política reformista exige hacer frente a los monopolios empresariales y financieros. Sin embargo, las élites políticas a por uvas, liadas con otras reformas, que en realidad son recortes sociales, y que les validan ciertos académicos que ni han olido ni entenderán la actual crisis económica, social, y política. Sinceramente, creo que no son conscientes de lo que están haciendo, porque en caso contrario simplemente serían peligrosos. O las clases dominantes políticas y económicas se echan atrás y cambian sus recetas, o habrá un estallido social de consecuencias imprevisibles.