El presidente de la Generaltiat valenciana, Alberto Fabra, ha acusado a los estudiantes de desarrollar "violentas manifestaciones" con la intención de "desestabilizar" y "desvirtuar" el estado de Derecho.
El Sindicato Unificado de Policía (SUP), que hasta ahora había defendido la actuación policial en las manifestaciones en contra de los recortes en Educación en la Comunitat Valenciana, se desmarcó este martes de los incidentes de ayer, lunes.
En una nota de prensa, el SUP considera "un grave error" la orden de cargar contra los manifestantes y pide la dimisión de la delegada del Gobierno si se demuestra que la actuación policial ha sido "excesiva".
El ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, reconoció en Catalunya Radio que la actuación policial en Valencia tal vez haya sido excesiva: dijo que pudo haber algún "exceso o situación desafortunada" por parte de algún agente.
El jefe de policía se refiere a los estudiantes como "el enemigo"
La delegada del Gobierno, Paula Sánchez de León, espera que todo quede en "una anécdota".
Un colegio para discapacitados da la alarma ante la falta de pago.
La Comunidad Valenciana adeuda transporte y comedor de varios meses.
http://sociedad.elpais.com/sociedad/2012/02/20/actualidad/1329771291_341780.html
Un futuro valenciano
Ignacio Escolar @ 6:06 am
escolar.net
Si Valencia es nuestra Grecia, nuestro futuro es Valencia: la tierra del inocente Camps, de la Gürtel y del honesto Carlos Fabra; la autonomía más arruinada de España, donde no hay dinero para la calefacción de los colegios, pero sobra pasta para un aeropuerto sin aviones. Lo que sucede en Valencia es un avance de lo que está por venir en el resto de España. Es nuestra Grecia, también en los porrazos. Pasó hace ya una semana y ayer volvió a suceder: los antidisturbios cargaron contra los chavales que se manifestaban pacíficamente, peligrosos críos de 16 o 17 años, que acabaron con la cara ensangrentada por reivindicar una educación de calidad; la letra con sangre entra. Varios periodistas también se llevaron su ración de porrazos, por estar allí para poder contarlo.
¿La justificación de esta desproporcionada actuación policial? La oficial es que estaban cortando la calle durante media hora (¡intolerable!). Ante tal china en el zapato, la delegación del Gobierno en Valencia decidió cortarse un pie: zurrar a los chavales y colapsar el centro de la ciudad en una persecución a los manifestantes que duró toda la tarde.
Pero el motivo real de esta dura respuesta policial que están estrenando en Valencia en realidad es otro. El Gobierno de Rajoy no está dispuesto a consentir que la calle se llene de estas protestas, que irán a más. Su solución es apagar el incendio con gasolina: una mano tan dura como desmesurada que lo único que conseguirá será agravar el problema y radicalizar las protestas. Tal vez sea ese el objetivo: una de las grandes virtudes del 15-M es, precisamente, su rechazo a la violencia. Si la respuesta ciudadana deja de ser pacífica, los de los porrazos habrán ganado.
¡La democracia vencerá a los estudiantes!
http://www.mimesacojea.com/2012/02/la-democracia-vencera-los-estudiantes.html
Hoy Valencia ha vuelto a demostrar que el Estado de Derecho es más fuerte que las insidias de los violentos, incluso cuando los violentos tienen más formación que los agentes de la ley. De nuevo, la falacia izquierdista de que puede más la pluma que la espada ha quedado en evidencia.
Hoy, en Valencia, los diligentes cuerpos de policía han obedecido las ordenes de sus democráticamente electos superiores: acallar las voces de los peligrosos disidentes púberes. En este caso, la disidencia tenía su origen en un Instituto de educación secundaria. Se quejaban los enemigos de la libertad de que en sus aulas carecen de calefacción. ¡Como si el calor fuese imprescindible para el ejercicio de la educación!
Los peligrosos elementos antisistema han optado por gritar provocadoras consignas tales como “Por una educación digna” en la calle que, no lo olvidemos, es de todos (tanto de la gente digna como de la indigna). Esta provocación, además de contener un evidente grado de subjetividad, ha superado ampliamente el máximo de decibelios tolerado en núcleo urbano. De ahí que haya sido imprescindible poner en marcha los mecanismos que el Estado de Derecho nos brinda para este tipo de circunstancias: las porras.
Los agentes de la Autoridad han hecho gala de su inmejorable formación persiguiendo, golpeando y deteniendo a los disidentes, todos ellos con edades comprendidas entre 16 y 18 años. Según fuentes presenciales, algunos de los adolescentes portaban libros; afortunadamente, la policía es inmune a esta peligrosa arma.
Este terrible episodio no debe considerarse anecdótico. De hecho, ejemplifica la firmeza con que el Estado Democrático se enfrentará a cualquier clase de intolerable disidencia (es bien sabido que se empieza pidiendo calefacción en las escuelas y se acaba queriendo nacionalizar Repsol).
Si alguno de ustedes presencia actos de disidencia perpetrados por personas con libros, no dude en ponerse en contacto con la Autoridad Competente antes de que sea demasiado tarde.
Y que nadie lo dude: la Democracia vencerá a los estudiantes. Lleva décadas haciéndolo.
El Sindicato Unificado de Policía (SUP), que hasta ahora había defendido la actuación policial en las manifestaciones en contra de los recortes en Educación en la Comunitat Valenciana, se desmarcó este martes de los incidentes de ayer, lunes.
En una nota de prensa, el SUP considera "un grave error" la orden de cargar contra los manifestantes y pide la dimisión de la delegada del Gobierno si se demuestra que la actuación policial ha sido "excesiva".
El ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, reconoció en Catalunya Radio que la actuación policial en Valencia tal vez haya sido excesiva: dijo que pudo haber algún "exceso o situación desafortunada" por parte de algún agente.
El jefe de policía se refiere a los estudiantes como "el enemigo"
La delegada del Gobierno, Paula Sánchez de León, espera que todo quede en "una anécdota".
Un colegio para discapacitados da la alarma ante la falta de pago.
La Comunidad Valenciana adeuda transporte y comedor de varios meses.
http://sociedad.elpais.com/sociedad/2012/02/20/actualidad/1329771291_341780.html
Un futuro valenciano
Ignacio Escolar @ 6:06 am
escolar.net
Si Valencia es nuestra Grecia, nuestro futuro es Valencia: la tierra del inocente Camps, de la Gürtel y del honesto Carlos Fabra; la autonomía más arruinada de España, donde no hay dinero para la calefacción de los colegios, pero sobra pasta para un aeropuerto sin aviones. Lo que sucede en Valencia es un avance de lo que está por venir en el resto de España. Es nuestra Grecia, también en los porrazos. Pasó hace ya una semana y ayer volvió a suceder: los antidisturbios cargaron contra los chavales que se manifestaban pacíficamente, peligrosos críos de 16 o 17 años, que acabaron con la cara ensangrentada por reivindicar una educación de calidad; la letra con sangre entra. Varios periodistas también se llevaron su ración de porrazos, por estar allí para poder contarlo.
¿La justificación de esta desproporcionada actuación policial? La oficial es que estaban cortando la calle durante media hora (¡intolerable!). Ante tal china en el zapato, la delegación del Gobierno en Valencia decidió cortarse un pie: zurrar a los chavales y colapsar el centro de la ciudad en una persecución a los manifestantes que duró toda la tarde.
Pero el motivo real de esta dura respuesta policial que están estrenando en Valencia en realidad es otro. El Gobierno de Rajoy no está dispuesto a consentir que la calle se llene de estas protestas, que irán a más. Su solución es apagar el incendio con gasolina: una mano tan dura como desmesurada que lo único que conseguirá será agravar el problema y radicalizar las protestas. Tal vez sea ese el objetivo: una de las grandes virtudes del 15-M es, precisamente, su rechazo a la violencia. Si la respuesta ciudadana deja de ser pacífica, los de los porrazos habrán ganado.
¡La democracia vencerá a los estudiantes!
http://www.mimesacojea.com/2012/02/la-democracia-vencera-los-estudiantes.html
Hoy Valencia ha vuelto a demostrar que el Estado de Derecho es más fuerte que las insidias de los violentos, incluso cuando los violentos tienen más formación que los agentes de la ley. De nuevo, la falacia izquierdista de que puede más la pluma que la espada ha quedado en evidencia.
Hoy, en Valencia, los diligentes cuerpos de policía han obedecido las ordenes de sus democráticamente electos superiores: acallar las voces de los peligrosos disidentes púberes. En este caso, la disidencia tenía su origen en un Instituto de educación secundaria. Se quejaban los enemigos de la libertad de que en sus aulas carecen de calefacción. ¡Como si el calor fuese imprescindible para el ejercicio de la educación!
Los peligrosos elementos antisistema han optado por gritar provocadoras consignas tales como “Por una educación digna” en la calle que, no lo olvidemos, es de todos (tanto de la gente digna como de la indigna). Esta provocación, además de contener un evidente grado de subjetividad, ha superado ampliamente el máximo de decibelios tolerado en núcleo urbano. De ahí que haya sido imprescindible poner en marcha los mecanismos que el Estado de Derecho nos brinda para este tipo de circunstancias: las porras.
Los agentes de la Autoridad han hecho gala de su inmejorable formación persiguiendo, golpeando y deteniendo a los disidentes, todos ellos con edades comprendidas entre 16 y 18 años. Según fuentes presenciales, algunos de los adolescentes portaban libros; afortunadamente, la policía es inmune a esta peligrosa arma.
Este terrible episodio no debe considerarse anecdótico. De hecho, ejemplifica la firmeza con que el Estado Democrático se enfrentará a cualquier clase de intolerable disidencia (es bien sabido que se empieza pidiendo calefacción en las escuelas y se acaba queriendo nacionalizar Repsol).
Si alguno de ustedes presencia actos de disidencia perpetrados por personas con libros, no dude en ponerse en contacto con la Autoridad Competente antes de que sea demasiado tarde.
Y que nadie lo dude: la Democracia vencerá a los estudiantes. Lleva décadas haciéndolo.