La población de rebecos ya está «normalizada» en Mampodre
La junta consultiva de la reserva fija 178 permisos de caza y 78 cacerías colectivas.
La
Reserva Regional de Mampodre recupera las poblaciones de rebeco después
de los rebrotes de sarna que sufrió la especie durante la pasada
temporada, unos casos que el director de la reserva, Juan Carlos
Peral, calificó ayer de «puntuales». Por ello, la junta consultiva de la
reserva , reunida ayer con la presencia del delegado territorial de la
Junta, Guillermo García, decidió incrementar el número de permisos de
caza para esta especie, que ya está recuperando la normalidad.
En
la reunión se fijaron los planes de caza para la nueva temporada
2015-2016, en la que se concederán 186 permisos de caza y la realización
de 78 cacerías colectivas. En este último caso, 39 serán de caza menor y
38 corresponderán a batidas de jabalí, según informó ayer la Delegación
Territorial de la Junta en una nota de prensa. En la Reserva de
Mampodre están integrados los cazaderos de las localidades de Isoba,
Cofiñal, Solle, Redipollos, Lillo, Maraña y Valdelugueros, localidades
para las que la caza «genera riqueza, puestos de trabajo e importantes
posibilidades de desarrollo turístico», según señaló ayer García. El
delegado insistió en la necesidad de trabajar «al máximo, cada uno desde
su ámbito de responsabilidad por mantener este importante recurso de la
caza».
El próximo martes día 27 se celebrará la reunión de la
junta consultiva de la Reserva de Caza de Riaño, la tercera con la que
cuenta la provincia de León junto con Ancares, que también celebró ayer
su junta consultiva.
En los últimos años, los ingresos de la caza
han bajado principalmente por el brote de la sarna y por la presión
ganadera. Estas dos circunstancias han afectado muy especialmente a la
cabra en Anciles.
Con el nuevo sistema de gestión de las reservas
diseñado por la Junta, que entró en vigor el año pasado, serán los
propietarios de los terrenos, es decir, ayuntamientos y juntas
vecinales, los que fijen el precio mínimo de los permisos a cobrar a los
cazadores vecinos. Las cuotas de entrada desaparece y se anulan los
precios de las cacerías, por lo que se establece
un precio índice
sobre el cual los cazadores deberán pagar el 15% destinado al fondo de
gestión de la reserva. Los precios son cerrados, lo que supone que
desaparece la cuota complementaria y se incluye la posibilidad de cazar
el lobo que hasta ahora no se incluía.