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27 julio, 2010

LA RUIZ ANUNCIA QUE ESTA SEMANA SE PRESENTARÁ EL PROYECTO DE LOS PROMOTORES DE LA ESTACIÓN DE ESQUÍ DE SAN GLORIO

Ruiz anuncia que esta semana se presentará el proyecto de los promotores de la estación de esquí de San Glorio.

La vicepresidenta primera y consejera de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León, María Jesús Ruiz, anunció hoy en Saldaña (Palencia) que la empresa promotora del plan de desarrollo social de la zona de San Glorio, que incluye la construcción de una estación de esquí "tiene previsto presentar esta misma semana el proyecto".

EUROPA PRESS. 27.07.2010

La vicepresidenta primera y consejera de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León, María Jesús Ruiz, anunció hoy en Saldaña (Palencia) que la empresa promotora del plan de desarrollo social de la zona de San Glorio, que incluye la construcción de una estación de esquí "tiene previsto presentar esta misma semana el proyecto".

Ruiz reconoció que está a la espera de dicho proyecto "para poder evaluarlo y comenzar a trabajar sobre algo concreto", mientras el gobierno regional sigue respondiendo a las alegaciones presentadas a las Directrices de Ordenación del Territorio (DOT) de la Montaña Cantábrica Central.

En este sentido, la titular de Medio Ambiente se mostró esperanzada de que las DOT se puedan aprobar "después de agosto".

ASAJA DENUNCIA QUE EL LOBO ESTÁ PONIENDO EN "GRAVE PELIGRO" A LA GANADERÍA DE LA ZONA DE RIAÑO

Asaja denuncia que el lobo está poniendo en "grave peligro" a la ganadería de la zona de Riaño
La organización agraria exige que se hagan los controles poblacionales con abatidas y que se indemnice a los ganaderos por la totalidad de los daños ocasionados.
leonoticias.com
27/07/2010

La provincia de León es la que, con diferencia, acoge el mayor censo de manadas de lobo de toda la región y particularmente la comarca Montaña de Riaño, como así se desprende de la Memoria 2009/10 del Plan de Conservación y Gestión del Lobo elaborada por la Junta de Castilla y León. En la provincia se han registrado 40 manadas de lobos como seguras y se constatan otras 17 como probables, por tanto 57 frente a las 188 de toda Castilla y León, representando pues el 30,3%.

Asaja y otras asociaciones de ganaderos han puesto especial hincapié en las últimas fechas en los daños ocasionados por el lobo en la Montaña de Riaño, unos daños que están poniendo en serio peligro la continuidad de la actividad ganadera y que se suman a los problemas de índole sanitario provocados por otras especies de ungulados salvajes al ser portadoras de enfermedades comunes con las de los animales domésticos – p.e. brucelosis y tuberculosis-. La propia Junta, que cifra en 19 las posibles mandas de lobos en la comarca de Riaño, reconoce el “incremento de daños en la ganadería en los últimos años” y lo atribuye tanto a que en la zona abunda el alimento por los censos de ungulados silvestres, como “al descenso en el aprovechamiento cinegético de la especie”. En tres años, tanto el número de ataques a la ganadería como de animales muertos se ha duplicado.

Asaja exige que se incremente el número de autorizaciones para aprovechamientos cinegéticos, que se hagan los necesarios controles poblacionales con abatidas por parte de la Guardería y que se indemnice a los ganaderos por la totalidad de los daños ocasionados, unos daños que en la práctica únicamente se compensan, y deforma parcial, en las reservas de caza o en el Parque Nacional Picos de Europa. Esta necesidad de un mayor control de las poblaciones se reconoce en el informe, donde textualmente se dice que en la campaña 2009/10 “la extracción total de ejemplares se encuentra muy alejada de los que podían haberse capturado con un margen de seguridad, sin poner en peligro el estado de conservación favorable de la especie”.

Asaja no acepta que sea el sector ganadero el que soporte el elevado coste de la reintroducción de la especie en zonas en las que en las últimas décadas no existía o su presencia era esporádica y en ningún caso se pueden consentir poblaciones de lobos que pongan en peligro la principal actividad económica de toda una comarca, ya que si desaparece la ganadería el impacto económico y también medioambiental sería de consecuencias devastadoras y sin posibilidad de retroceso.

EL MUSEO ETNOGRÁFICO DE RIAÑO ABRE UNA RECREACIÓN DE LA FRAGUA

Tributo al último herrero
El Museo Etnográfico de Riaño abre una recreación de la fragua que hubo en la villa para rendir homenaje a esta figura emblemática de los pueblos leoneses.
27/07/2010. dl

Su oficio era indispensable. El herrero fabricaba todos los aperos y herramientas que hacían falta para el trabajo en el campo y en casa, así que la fragua solía ser un lugar de mucha reunión y palique, frecuentado tanto o más que la taberna. De las rejas de arado a los clavos, de las hoces a las guadañas pasando por la delicada labor de herrar las vacas y los caballos, el herrero no paraba un solo momento. Hasta que la vida moderna y la fabricación, en serie y de forma industrial, de todas las herramientas, acabó con ellos.

Ahora, el Museo Etnográfico de la villa de Riaño, dependiente del ayuntamiento, acaba de inaugurar la recreación -”con todo detalle-” de una fragua tradicional dispuesta junto a la «casa de humo», copia a tamaño natural de aquellas casas tradicionales, techadas de paja, que existían en el viejo Riaño antes de su destrucción e inundación.

Sobre la fragua informa Ana Valbuena, trabajadora del municipio riañés, que, en un espacio de unos quince metros cuadrados «se han distribuido los elementos fundamentales que conformaban estos talleres artesanales: el fogón de piedra, el fuelle de piel, los clavos y la madera... pero también un segundo fuelle de finales del siglo XIX, de hierro, de la primera era industrial; el yunque sobre el tajo de madera, bancos, una gran reja semicircular y otra reja de la ventana de la sacristía, ambas de la antigua iglesia de Riaño. No faltan tampoco los martillos, tenazas, terrajas, mazos y otros útiles que completan la escena». La recreación es obra de Antonio González Matorra y Pedro Luis González Manuel.

Además, dan vida a la fragua dos herreros a tamaño natural, vestidos de época y con sendos mandiles de cuero. Uno templa el acero en el fogón y otro trabaja una reja en el yunque.


Uno en cada pueblo. Valbuena añade también que esta recreación nos muestra cómo se trabajaba el hierro en épocas anteriores a la industrialización. «Solía haber una en casi todos los pueblos de la Montaña de Riaño para dar el servicio a los vecinos en cuestiones tan vitales como fabricar las rejas de los arados, los callos de las vacas, las herraduras de los equinos, las ruedas de los carros, las rejas de las ventanas, aperos de labranza como las horcas, azadas, palas, guadañas, hoces, picos, etc.». «Habitualmente -”continúa-” se instalaban en pequeños edificios de piedra, cubiertos de paja y posteriormente de teja, cerca de la vivienda propia del herrero».

El fogón de las fraguas se alimentaba de carbón que en ocasiones era fabricado por el propio herrero. «Se colocaban en un hoyo pedazos de roble y raíces de brezo, se prendía fuego y se cubría de tierra cuando estaba en brasas. Se esperaba unos días, y ya estaba listo el carbón vegetal», añade.

Por otra parte, y según el historiador Siro Sanz García, «la propiedad de las fraguas no siempre era privada, se da el caso de la existencia de fraguas concejiles cuya explotación era arrendada a un herrero ambulante; en otros casos el común las usaba para componer las herramientas de todos los vecinos».

En el siglo XVIII, según el Catastro del Marqués de la Ensenada, que data del año 1752, existían herreros en Riaño, Horcadas, Burón, Aleje, Lois, Argovejo, Prioro, Huelde, Anciles... Actualmente se conservan fraguas en las localidades de Carande y Boca de Huérgano, aunque ya sin uso. En Riaño, ya desde finales del siglo XIX se recuerdan varías fraguas. Francisco Fernández, Leandro Fernández y Santiago ( Santiaguín ) Fernández formaban parte de la misma familia de herreros. Los últimos herreros, los de finales del siglo XX, fueron Lucho y Alfredo Fernández, y Manolete Martínez. En Carande, el último herrero fue Francisco José González, todo un personaje.

Hay vecinos que recuerdan cómo le entregaban en persona todas sus herramientas para arreglar, o bien se las dejaban en casa de Goyo Presa en Riaño: él las recogía, las arreglaba y las dejaba en el mismo sitio. Ninguna tenía el nombre de su dueño pero él sabía perfectamente de quien era cada una.