El profesor Eutimio Martino habló sobre los habitantes de estas montañas y los nombres aparecidos en las lápidas
26/02/2010 El Instituto Bíblico y Oriental de Cistierna abrió una jornada más el seminario de historia de la mano del profesor Eutimio Martino quien habló sobre «Romanización y cristizanización de la montaña: Los Vadinienses». Un pueblo enigmático que según Martino solo aparece una vez en Tolomeo bajo el nombre de Vadinia. «No aparecen en ningún otro autor de la antigüedad, pero sí en muchas lápidas funerarias de sujetos que se titulan vadinienses», según puso de manifiesto Martino. Sobre el problema de si son cántabros o astures, Martino se inclina por los primeros. Respecto a las lápida recordó que existen dos focos principales de las lápidas uno al sur de la cordillera que llega más abajo de Cistierna, hasta Vega de Monasterio y otro al norte de la cordillera en la cuenca de río Güeña que se une al Sella en Cangas de Onís. En estas dos regiones existen los focos mas densos de lápidas. «En nuestra zona del Esla, sobre todo Crémenes, que cuenta una decena de lápidas vadinienses reconocidas». Martino se pregunta como los vadinienses están a un lado y otro de la cordillera y no figuran en la zona intermedia, como Sajambre, Valdeón o Amieva.
Otro de los temas de su estudio es definir si los nombre que aparecen en la lápidas vadinienses son celtas o romanos. «Si son romanos nos llevan a la romanización y si son celtas nos llevan a la prehistoria». Destacó además los nombres de los clanes que aparecen junto al nombre del fallecido. «Los clanes son nombres céltico o ibéricos ya que esa forma de población no la conocen los romanos». Las lápidas son una dedicación a un difunto. «Entre el dedicante y el difunto abunda la relación del tío materno que venía casi a desempeñar las funciones del padre». Respecto a la decoración de las lápidas suele ser un árbol y un caballo y alguna hoja de hiedra. Son símbolos de inmortalidad. «El árbol parece ser el tejo de hoja perenne y árbol sagrado para los cántabros, aunque es un tema por estudiar». Martino recordó que actualmente existen más de setenta lápidas vadinienses, «uno de los conjuntos más notables de toda la península. En una zona montañosa poco romanizada es sorprendente la cantidad de lápidas encontradas». Para el padre Martino más que los datos son los interrogantes que se plantean. «Es un puzzle maravilloso para entregarse a la interpretación de los nombres de los vadinienses», dijo Martino.
Otro de los temas de su estudio es definir si los nombre que aparecen en la lápidas vadinienses son celtas o romanos. «Si son romanos nos llevan a la romanización y si son celtas nos llevan a la prehistoria». Destacó además los nombres de los clanes que aparecen junto al nombre del fallecido. «Los clanes son nombres céltico o ibéricos ya que esa forma de población no la conocen los romanos». Las lápidas son una dedicación a un difunto. «Entre el dedicante y el difunto abunda la relación del tío materno que venía casi a desempeñar las funciones del padre». Respecto a la decoración de las lápidas suele ser un árbol y un caballo y alguna hoja de hiedra. Son símbolos de inmortalidad. «El árbol parece ser el tejo de hoja perenne y árbol sagrado para los cántabros, aunque es un tema por estudiar». Martino recordó que actualmente existen más de setenta lápidas vadinienses, «uno de los conjuntos más notables de toda la península. En una zona montañosa poco romanizada es sorprendente la cantidad de lápidas encontradas». Para el padre Martino más que los datos son los interrogantes que se plantean. «Es un puzzle maravilloso para entregarse a la interpretación de los nombres de los vadinienses», dijo Martino.