Picos de Europa desarrolla un proyecto pionero contra la extinción del urogallo
Agentes medioambientales realizan el control diario de tres aves radiomarcadas.
maría carnero | riaño 08/12/2014
OT,
OR y OP son los nombres científicos de las tres urogallinas liberadas
hace tres meses en los montes de Picos de Europa procedentes del centro
de cría asturiano de Sobrescobio, en el marco del proyecto Life+Urogallo
Cantábrico destinado a la recuperación y conservación de esta especie
que se encuentra en grave peligro de extinción. El seguimiento de estos
tres ejemplares está siendo llevado por agentes medioambientales del
Servicio Territorial de Medio Ambiente de León, en concreto por la
oficina comarcal de Riaño, que está realizando un trabajo de campo sin
precedentes en España, donde nunca antes se había llevado a cabo un
programa de reintroducción de esta especie.
Actualmente, en toda
la Cordillera Cantábrica se calcula que hay entre 200 y 300 machos de
urogallos repartidos en el Alto Sil, Ancares, Omaña y Asturias, mientras
que en Picos de Europa, en los últimos años no hay constancia de que
exista ningún ejemplar. Por eso, la reintroducción de esta especie es la
última esperanza de esta zona leonesa por recuperar una de sus aves más
emblemáticas, la denominada gallo del monte. En el año de 1982 se
llegaron a censar 187 urogallos macho, repartidos en los distintos
cantaderos de los bosques de Picos, Riaño y Mampodre. La suelta de estas
tres primeras ejemplares, de otros muchos individuos que se prevé poner
en libertad en los próximos años, es uno de los proyectos
medioambientales más ambiciosos de los llevados a cabo en la provincia
de León.
«Gracias a este seguimiento estamos obteniendo una
información muy valiosa de esta especie, de la que a penas se sabe nada
ya que hay muy pocos estudios», explica Fernando Moreno, asesor del
Comité científico del urogallo cantábrico del Ministerio de Agricultura
Alimentación y Medio Ambiente, como representante de los Cuerpos de
Agentes Forestales de España. Este trabajo permite conocen cada día
nuevos detalles del comportamiento de los ejemplares liberados, la
etología de la especie en periodos críticos como el invierno, sus
desplazamientos, lugares de mayor permanencia, composición florística y
estructura forestal de esos lugares en los pasan más tiempo.
Las
urogallinas portan unos radiotransmisores colocados en el cuello, de
unos 30 gramos, dotados de una antena que emite señales que llegan a un
receptor con el que los agentes consiguen localizar exactamente su
ubicación mediante técnicas de triangulación ayudados por GPS.
Este
seguimiento realizado a diario presenta grandes complicaciones para los
agentes forestales, por la dificultad de acceso a la mayoría de la
superficie del terreno y el gran número de valles y laderas rocosas que
producen rebotes en las ondas de radio que llegan a los receptores y que
hay que saber interpretar para que la triangulación que da la
localización sea efectiva. Cada urogallina tiene una frecuencia de
emisión, además de estar identificadas mediante anillamiento científico.
Para este seguimiento los agentes medioambientales se organizan en dos
equipos de trabajo de dos personas cada uno. Actualmente además hay otro
equipo en el área del parque regional de Cistierna. Cada equipo de
agentes medioambientales define las coordenadas UTM de localización de
cada ejemplar. Estos puntos georeferenciados son recopilados en una base
de datos del servicio territorial de León, donde los técnicos realizan
el procesamiento mediante un programa informático que ayuda a la
interpretación espacial de los desplazamientos y áreas de campeo de cada
ejemplar.
Los agentes tienen en su oficina de Riaño un inmenso
mapa en el que señalan con chinchetas de colores los distintos
desplazamientos de las urogallinas. Es sorprendente comprobar la
capacidad que tienen para moverse, tanto a pie como con vuelos cortos,
en un lugar con una orografía tan complicada como la montaña de Riaño.
Una de ellas llegó a recorrer en octubre en un mismo día hasta 8,5
kilómetros en línea recta, lo que implica atravesar tres valles enteros.
Esta hazaña la hizo ganarse el sobrenombre de ‘Andarina’ por parte de
los agentes encargados de su seguimiento.
Dado que este es un
proyecto pionero, no hay manera de comparar sus resultados con otras
sueltas realizadas con anterioridad. A pesar de ello, los propios
agentes se sorprenden de que las tres aves hayan sobrevivido a estos
tres primeros meses de vida silvestre, ya que se trata de una especie
muy vulnerable. También llama la atención su movilidad. «Las criadas en
libertad no se mueven tanto, lo que puede indicar que están en una
constante búsqueda de algo», observa Luis, otro de los agentes
implicados en el proyecto.
Sus grandes amenazas
Actualmente
no están muy claras las causas por las que esta especie emblemática está
prácticamente extinguida en Picos de Europa. «Es más bien una suma de
factores lo que ha provocado esta situación, aunque es tan poca la
información que hay al respecto que es difícil de saber», explica
Fernando Moreno. La predación, la caza furtiva, la competencia con otras
especies, los venenos, la presión humana y su propia vulnerabilidad ha
abocado esta especie a la práctica desaparición en esta zona. «Tampoco
se descarta la existencia de algún virus o bacteria que haya afectado a
los ejemplares, ya que en los últimos años se ha observado que mueren
antes de alcanzar la madurez», apuntan los forestales.
Lo que sí
está claro, es que con programas como el Life + Urogallo se ha puesto en
marcha una oportunidad única por recuperar el canto del gallo del monte
en Picos de Europa, un trabajo que además está reportando grandes
beneficios al resto de las especies ya que implica la recuperación de un
hábitat optimo para todos.