EL FAPAS SE EQUIVOCA EN LA MONTAÑA PALENTINA
Hemos conocido recientemente unas declaraciones en los medios de comunicación de un portavoz del Fapas, Joaquín Morante, que atribuye a las batidas de jabalí y a la falta de carroñas en la Montaña Palentina la huída de osas con sus crías a Cantabria. Pero la realidad no tiene nada que ver, una vez más, con la que describe el representante del Fapas. La única causa por la que las osas con crías y otros ejemplares que campean por la Montaña Palentina se hayan desplazado a los vecinos montes de Cantabria es la ausencia casi absoluta de bellotas y hayucos (el fruto del haya) en los montes del norte palentino; en cambio, en los hayedos y robledales de Cantabria, y en concreto en Polaciones y Liébana, la cosecha de hayucos y bellotas es más que aceptable.
En otoño, los osos entran en una etapa de hiperfagia, con un alto consumo de alimentos energéticos que les permite almacenar reservas suficientes para la hibernación, y para la gestación y la lactancia en la osera en el caso de las hembras preñadas. La base de la alimentación en esta época son los hayucos, las bellotas y las castañas. El carácter vecero de las hayas y robles supone una escasa, y a veces nula, producción de hayucos y bellotas en ciertos años; entonces los osos llevan a cabo importantes desplazamientos en busca de bosques con comida. Esto es lo que ha ocurrido este año en el núcleo oriental de osos cantábricos, y la causa por la que osos que frecuentan los bosques palentinos y leoneses hayan pasado buena parte del otoño en Cantabria.
La ‘huída’ de los osos a Cantabria no ha sido por tanto a causa de la falta de carroñas, como afirma el representante del Fapas, porque además las carroñas son un recurso alimentario buscado después de la hibernación, en primavera, y también en verano, pero menos apetecido durante el otoño. Ni tampoco ha sido a causa de las cacerías, ya que como el propio Fapas explica, éstas han disminuido un 30% en el norte de Palencia con respecto a los años anteriores (años en los que los osos no abandonaron los bosques palentinos). Atacar injustificadamente a los cazadores y a la actividad cinegética no genera más que desconfianza y conflictividad social.
Para garantizar el futuro de la población de osos, hay que tener muy presente la importancia de un escenario social favorable; esto implica que todos los colectivos apoyen la conservación del oso, y los cazadores son un colectivo muy importante, y tienen que ser, y lo vienen siendo, aliados para la conservación del oso. Es cierto que queda camino por andar, pero la experiencia de la Fundación Oso Pardo, de trabajo conjunto con el colectivo de cazadores, es muy positiva y ha dado muy buenos resultados: por este motivo mantenemos convenios con todas las sociedades de cazadores del occidente asturiano, con la Federación Cántabra de Caza o con la Real Federación Española de Caza.
No hay que olvidar, por otro lado, que la caza del jabalí en batida, muy tradicional en la Cordillera Cantábrica, y regulada adecuadamente, tiene efectos positivos tanto para el oso pardo (el jabalí compite por las bellotas con los osos) como para otras especies como la perdiz pardilla o el urogallo (el jabalí puede alimentarse con los huevos puestos en el suelo), ya que contribuye (no lo hace por sí sola) a regular las densidades de jabalíes.
Es importante impulsar la información abundante sobre la vida y los problemas de conservación de los osos para favorecer cambios de actitudes y facilitar el apoyo social necesario para alcanzar con éxito los objetivos de conservación, pero la información tiene que ser veraz y no tendenciosa.