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08 febrero, 2009

LA MONTAÑA SE HARTA

Denunciado por esquiar en sus tierras, daños pagados al año...
08/02/2009  
En la zona se están dando situaciones inverosímiles. Un vecino de Siero de la Reina era denunciado hace escasos días por los celadores por pasear con esquís en sus propias tierras. «Al monte no se te ocurra salir, porque cada día hay un decreto que te prohíbe algo nuevo. Esto es un búnker y tenemos que acatar todas las normas», denuncia Jesús Cecilio González, presidente de la Junta Vecinal de Boca de Huérgano. Y así, según él, no se hace gestión. Otro caso. En Barniedo, uno de los vecinos lleva meses esperando por la indemnización de un jato devorado por los lobos. Como no ha podido justificar que la alimaña era realmente un lobo, sigue sin cobrar, y eso a pesar de contar con testigos. «Como te digan que no lo certifican, el marrón te lo comes tú. Llevo dos años pleiteando y no me lo pagan porque un celador desestimó el daño», denuncia el pedáneo de Barniedo. Otra experiencia recabada por este periódico hace referencia a los atropellos de fauna salvaje. «Yendo en regla, las pasas putas para cobrar». «Hace nada, un venado se echó encima de un coche pequeño y lo destrozó. Los daños los pagan en un año. ¿Qué haces hasta entonces?, ¿estás un año sin coche?». Y eso sin contar que «el mismo gestor es el que tasa».
DIARIO DE LEÓN

A POR ELLOS OE

Los pueblos vedarán las cacerías si no cesa «la dictadura»
08/02/2009 Marco Romero 
Montaña oriental 

La caza había sido un problema hasta ahora en el Parque Nacional, donde hay políticas contrapuestas de gestión, pero ahora empieza a serlo también en las reservas de Riaño y Mampodre, espacios ordenados exclusivamente para eso. Son muchas las quejas que la población local ha ido sumando año tras año y ahora creen que es el momento de frenar en seco a la Administración que gestiona ambas reservas. «¡Esto es una dictadura!», exclama Nemesio Pando Rodríguez, presidente de la Junta Vecinal de Barniedo, una de las más de 20 pedanías que ponen terrenos y fauna en alguno de los dos espacios. «En realidad no somos los propietarios de los terrenos ni cuentan con nosotros para nada», precisa. 

«Un cerillazo al monte» es lo que más se escucha entre los espontáneos como solución. La cosa está que arde en la zona, pese a los 18 grados bajo cero que han llegado a padecer este invierno. La tensión desencadenará en medidas de presión. De momento, los vecinos y sus representantes políticos se plantean impedir las cacerías en las reservas para las próximas temporadas, siguiendo el ejemplo de Cantabria, donde los vecinos bloquearon las cacerías durante dos años como medida de presión hasta que la Administración se sentó a dialogar con ellos. «Trancamos las pistas por la fuerza y punto. A ver cómo llevan a los cazadores», amenazan. 

Los políticos locales ya se han puesto en marcha para exigir con toda diplomacia sus numerosas reivindicaciones. La pasada semana mantuvieron un encuentro con el director general del Medio Natural, José Ángel Arranz, a quien entregaron más de 300 firmas recogidas en torno a un listado de peticiones avaladas por los seis ayuntamientos afectados, todas sus juntas vecinales y los cazadores locales. No salieron satisfechos, puesto que tienen la sensación de haber conseguido «sólo buenas palabras». Y sus sospechas se confirmaron sólo unos días después, puesto que el pasado jueves fueron convocados en León para participar en la junta consultiva anual de las reservas, en la que se les presentaron los planes cinegéticos para la próxima temporada, sin opción de cambios, por lo que su indignación es ya mayúscula. 


Hay nieve, no se permite cazar 

Uno de los problemas que ha salido a la luz este invierno es «el criterio arbitrario» para programar los días de caza con nieve. Se da la circunstancia de que las cacerías están prohibidas durante las nevadas por la Ley de Caza ante el evidente debilitamiento de los animales. «Pero lo deciden ellos sin criterio alguno. Hay lugares que son auténticos terreños y no podemos cazar porque se les pone que no y otras veces hay medio metro de nieve, pero como no nieva permiten la cacería. Es increíble», se lamenta Pando Rodríguez. Según los cálculos de los ribereños, es posible que dentro de las reservas haya entre 200 y 300 hectáreas donde se podría haber cazado este invierno y se ha impedido por parte de la Administración. Casualmente, no se ha obstaculizado la caza en los cotos privados aledaños a las reservas. «Estos pueblos, desde mediados de noviembre hasta mediados de marzo, están nevados. No puede ser lo mismo que la Ley de Caza sea igual para uno de Sevilla que para esta zona. Y ahora, como nos hemos movido parece que es revanchismo». 

Barniedo, el pueblo del que es pedáneo Nemesio, tenía adjudicadas este año nueve batidas de jabalíes y cuatro cacerías para el venado, pero la nieve sólo ha permitido salir un día a los cazadores. La veda se debería cerrar el próximo día 15, aunque ante este desatre de temporada la Junta se ha comprometido a ampliar el plazo hasta finales de mes. Aún así, no dará tiempo a cubrir todas las cacerías. ¿Qué supone eso? Pues que el dinero que las juntas vecinales iban a ingresar por el animal subastado no llegará jamás. Un cazador, después de adquirir una pieza en subasta, ingresa el valor de la cuota de entrada -”precio de salida-” en los ocho días siguientes a su celebración. Posteriormente, una vez cazado el ejemplar, tiene que pagar la cuota complementaria, que es la destinada a homologar el trofeo. Si no hay caza, todo ese dinero que se paga a la Junta de Castilla y León y que después se devuelve, intereses incluidos, a las pedanías en función de las hectáreas que poseen en las reservas tiene que ser reembolsado a los compradores. 

Otra de las quejas de estos pueblos es que no se encuentran representados en ningún ámbito de decisión. «Nos están metiendo el Plan del Urogallo y el Plan del Oso Pardo a calzador», critican. Y no sólo desde el punto de vista ambiental. «Uno de los casos más sangrantes es el aprovechamiento de leñas. Barniedo tiene leña para 20 o 30 años en un monte donde se está pudriendo en el suelo. Hace cuatro años pedimos una pista de un kilómetro y medio para llegar hasta allí y a fecha de hoy estamos sin leña. Eso sí, si tienen que hacer ellos una pista para los cazadores de fuera, el estudio de impacto ambiental está hecho en dos días, y al tercero ya está la máquina trabajando», explicó el pedáneo de esta localidad. 

Gestión «la han hecho los vecinos de estos pueblos toda la vida. Nosotros sabemos cómo llevar esto. Cuando había ganado, se aprovechaba todo: leña, caza, pesca... Entonces había un montón de urogallos. Ahora quedamos cuatro y tampoco hay urogallos ni osos. ¿Qué ha pasado con todo esto?», se pregunta. Precisamente por ello, una de las principales reivindicaciones de los pueblos es la creación de la Sociedad de Gestión de la Caza, para que los propietarios compartan con la Consejería de Medio Ambiente derechos y deberes en las reservas de caza de Riaño y de Mampodre. 


Relevo de los sabios celadores 

Tener en cuenta a los habitantes de los municipios para cubrir vacantes de la guardería o en la asignación de puestos de trabajo en vez de emplear a gente de otros territorios es otra de sus reivindicaiones «irrenunciables». Aseguran que las últimas plazas cubiertas no cumplen las expectativas de los vecinos, puesto que se trata de personal, en su opinión, «inexperto» y «sin conocimientos» sobre la zona. «La mayor parte de los celadores locales se han jubilado ya y esto no es lo mismo que cazar en una dehesa de Extremadura». 

«Con dos celadores es imposible gestionar bien una zona; es inviable», aseguró el teniente de alcalde de Boca de Huérgano, Francisco Miguel Corral. Desde su punto de vista, una sociedad de gestión donde estén representados los pueblos y la Administración autonómica es la solución a este conflicto arrastrado desde hace más de diez años. «Hay pocos guardas para todas las hectáreas», añade. Respecto al municipio que representa, Corral asegura que a cada uno de los celadores que vigilan esta zona tiene a su cargo unas 14.000 hectáreas. «Es necesario que dediquen más jornadas para controlar los daños de nuestras tierras, pero aquí la prioridad son las cacerías». 

«Lo primero que protegen es a las alimañas», afirma un ribereño mientras se resguarda de la gélida mañana. «No se permite matar al lobo ni al jabalí, que son las principales amenazas del urogallo junto a los zorros, las garduñas y las martas. Sólo ven el daño que hace el cazador local. Cuando se permitía la caza había urogallos por todos los lados, igual que había osos. Ahora, el urogallo está en fase terminal y el oso, parecido. Hace poco tiempo se vio a una osa con dos oseznos en el área de Valponguero. A los osos pequeños no se les ha vuelto a ver y eso es porque los ejemplares macho los devoran para provocar el celo de las hembras. El principal enemigo del oso es el oso grande, y de esos hay dos por esta zona que tendrían que liquidarse si quieren que la especie sobreviva». «¿No es mejor hacer 400 camas en un hospital que darle el dinero al oso?», se pregunta un vecino de la zona. 

Se dice que hay superpoblación de fauna en las reservas porque la nieve no ha dejado cazar y por la gestión que se hace de estos espacios. Muchos de estos ejemplares acaban tirados en el propio monte después de ser cazados y mutilados. Ya es una práctica común. Por esta razón los vecinos también han incluido en sus exigencias el derecho a ser informados de la situación o paraderos de las cabezas de los animales encontrados muertos en cada término municipal y que sean entregados a sus propietarios (juntas vecinales y ayuntamientos) después de ser dedicadas. Es fácil encontrar este tipo de carroña tirada junto a las carreteras y los ríos, tal y como pudo comprobar este periódico recientemente. 

En el futuro, la cosa está clara. Las cuadrillas de cazadores se reunirán por su cuenta y lo mismo harán las juntas vecinales y ayuntamientos. Sus intenciones son llegar hasta el final y conseguir que las juntas consultivas sean juntas decisorias y compartir la gestión de las reservas, además de estar representados en el Consejo de Montes. «Lo haremos hasta que acabe esta dictadura», sostienen.
DIARIO DE LEÓN

PARA ENMARCAR

Un juez deja a Parques Nacionales sin competencias en los pueblos pertenecientes a Picos de Europa
El magistrado, que absuelve a un vecino de Caín multado por cortar árboles en una finca particular, indica que el organismo autónomo carece de autoridad dentro de los suelos urbanizados o urbanizables
leonoticias.com
07/02/2009

Sencillamente Parques Nacionales carece de autoridad dentro de los núcleos habitados del parque nacional de los Picos de Europa. Así lo determina el fallo del Juzgado central de lo contencioso-administrativo número 2 de Madrid, según publica lne.es, fallo que ha dejado al organismo autónomo sin competencias en los pueblos del Parque. Es una sentencia histórica, pues hasta ahora Parques Nacionales siempre había impuesto su criterio en los pueblos de los Picos.


En su dictamen el juez ha dado la razón a José Antonio Cuevas Sadia, quien recurrió la sanción que le impusieron las autoridades del parque nacional por haber podado y cortado varios árboles en una finca particular ubicada dentro del núcleo urbano de Caín (León), donde reside. Parques Nacionales, que aún puede presentar un recurso ante el Tribunal Supremo, deberá devolver al afectado los 6.706,03 euros que tuvo que pagar en su día, más los intereses correspondientes desde que efectuó el abono.

De este modo queda determinado que tan sólo los ayuntamientos y las comunidades autónomas tienen competencias dentro de los núcleos habitados, incluso en los situados dentro de un parque nacional. La abogada del recurrente, Laura López Varona, con despacho en Cangas de Onís, consiguió imponer su tesis frente a la defendida por la Abogacía del Estado.

Así, el juez señala en la sentencia que la ley de la Red de Parques, aprobada en 2007, dispone que dentro de un parque nacional «no pueden existir núcleos urbanos, en que habitan personas con las necesidades propias del desenvolvimiento humano, y a las que no se las puede someter a las limitaciones propias de un espacio protegido». O, dicho de otro modo: no puede haber suelos urbanizados o calificados como urbanizables dentro de un parque nacional.

El magistrado subrayó que José Antonio Cuevas Sadia taló los árboles, dos chopos y una cepa de plágano, porque amenazaban con caer sobre la cochera y el gallinero de otro vecino. Pero Parques Nacionales consideró que el vecino de Caín había cometido una infracción grave y le impuso una multa de 6.010,13 euros, más 695,90 euros como indemnización por el daño ambiental causado. El juez ha declarado ahora nula la sanción, tal y como publica lne.es.

Un juicio similar se celebrará, también en Madrid, en las próximas semanas. En ese caso Parques Nacionales multó a una anciana de Caín por podar las cañas en mal estado de varios árboles dentro de una finca de su propiedad.
 LEONOTICIAS.COM