Odile Rodríguez de la Fuente interviene mañana en las jornadas de WildWatching en Riaño para desmitificar el uso que el ecologismo extremo ha hecho de la figura de su padre.
Las
primeras jornadas sobre Turismo, Naturaleza y Fotografía que organiza
este fin de semana en Riaño WildWatching Spain y Aefona contarán mañana
con la intervención, entre otros especialistas, de Odile Rodríguez de la
Fuente, hija del popular naturalista fallecido en 1980, y directora de
la fundación que lleva su nombre.
Su intervención en
estas jornadas, que tratarán entre otros muchos asuntos sobre el futuro
del lobo, es una auténtica novedad, ya que según sus propias palabras
«desde la Fundación Félix Rodríguez de la Fuente siempre nos hemos
mantenido al margen a la hora de opinar sobre la conflictividad de esta
especie ya que consideramos que es un tema sumamente complejo, y hay
posiciones demasiado opuestas, yo diría que muy radicales, que enfrentan
al ecologismo más extremista con el mundo ganadero también más
extremo».
De lo que ésta bióloga huye es de ambos
radicalismos, para lo que recurre a la filosofía difundida por su padre.
«Entendemos que para reestrablecer una relación de armonía entre el
lobo y el ser humano, en este caso el que está más cerca de esta
especie, que es el ganadero, lo que hay que hacer es trabajar con ellos a
través de proyectos relacionados con el desarrollo rural, con la
obtención de sellos de calidad en la agricultura y la ganadería, y no
centrarse en la conservación del lobo». Para Odile Rodríguez de la
Fuente, «lo que hay que hacer entender es que un lobo vale más vivo que
muerto. Cuando eso quede claro será el propio mundo rural el que se
erija en custodio de esa naturaleza, con toda la biodiversidad que
incluye, y se convierta en el mayor beneficiado esa riqueza».
De
esta manera, la Fundación de Félix Rodríguez de la Fuente interviene
por primera vez en un foro en el que se debate de manera abierta la
gestión del lobo. «Hemos decido participar en estas jornadas porque
están bastante equilibradas y están planteadas para buscar soluciones y
consenso, lejos de enfrentar posiciones radicales a favor o en contra.
En este entorno me siento más cómoda para explicar cual es la posición
de la fundación y también la de mi padre», explicó la presidenta de la
FFRF.
Su intervención no va a dejar a nadie indiferente.
«Por decirlo de alguna manera vengo a desmitificar el uso que algunos
sectores del ecologismo han hecho de la figura de mi padre», explica.
«Gracias a la labor de concienciación y sensibilización que hizo hoy
tenemos lobos en España, uno de los animales que más defendió». Según la
hija pequeña del naturalista desaparecido «esto ha hecho que algunos
sectores del ecologismo más radical utilice su figura como el banderín
de la defensa a ultranza de los lobos». Por eso Odile tratará de
explicar el contexto histórico en el que su padre abanderó la defensa
del lobo, en un momento en el que el objetivo era que no desapareciera
la especie que en esos momentos estaba al borde de la extinción. «Por
eso yo creo que voy a sorprender a mucha gente con muchas citas de mi
padre donde él mismo dice que nunca antepodría los intereses del lobo
por encima de los del hombre, y que entiende perfectamente que un
ganadero defienda sus intereses y que incluso llegue a vengarse de los
daños que le ha ocasionado el lobo». La presidenta la fundación recuerda
además que su padre procedía de un pequeño pueblo de ganaderos de
Burgos (Poza de la Sal) por lo que entendía perfectamente su postura, al
tiempo que defendía la posición de un animal que no podría extinguirse.
«Por eso no se puede radicalizar como se está haciendo, algo que me da
muchísima rabia, ya que mi padre era un hombre de consensos, un hombre
muy inteligente, que se daba cuenta de que tenía que haber ganaderos,
que tenía que haber mundo rural, que tenía que haber biodiversdad,
ecosistemas y un mundo salvaje, pero nunca uno por delante del otro y si
había que priorizar escogía al ser humano». Bajo estas premisas
explicará como desde la fundación ven el problema del lobo y cuales
creen que son las soluciones, unas soluciones que vienen de la mano del
ecoturismo. «El lobo se debe estudiar desde el punto de vista científico
para saber donde puede y debe haber lobos, y para establecer controles
donde su presencia sea especialmente conflictiva. El lobo debería ser un
bien del cual el beneficiario directo sea el mundo rural, desde el
punto de vista del ecoturismo, ya que además la ganadería extensiva es
la que mantiene esa biodiversidad, ese paisaje y en definitiva esos
lobos, una especie que en estos momentos es foco de atención en Europa y
en el mundo», asegura.
Sobre el sistema de cupos con el
que la Junta de Castilla y León autoriza la muerte de un número
determinado de lobos para hacer controles poblacionales, Odile asegura
que no es la persona más idónea para opinar. «Yo no soy científica y no
estudio la dinámica de poblaciones de especies, por lo que no me puedo
posicionar. Sí puedo decir que desectructurar manadas puede aumentar los
ataques al ganado, ya que al verse con un número inferior de miembros
no se ven capacitados para cazar animales silvestres y atacan más el
ganado. Hay otras fórmulas que pueden ser más eficaces», concluye.
Lo que sí tiene claro es su pasión por esta especie. «El lobo me evoca lo más salvaje y lo más libre de la vida con mayúsculas».