Purroy, premiado por el Gobierno por su lucha por el medio ambiente
diariodeleon.es
Sorprendido
y agradecido. Así recibió ayer en su casa Francisco José Purroy la
concesión de la Gran Cruz de la Orden Civil del Mérito Medioambiental,
una distinción otorgada por el Consejo de Ministros, que viene a
reconocer su amplia y fructífera trayectoria dedicada a estudiar todo
tipo de aves y sus hábitats. «No me veo yo con una cruz en el pecho»,
bromeaba ayer Purroy al tiempo que se mostraba orgulloso de que se
reconozca su férrea defensa del medio ambiente a nivel nacional.
Pacho
Purroy, como se le conoce coloquialmente, nació en Pamplona en 1946.
Llegó a ser biólogo Licenciado en 1968, y Doctor en 1973 por la
Universidad de Madrid en Ciencias Biológicas. Actualmente ejerce la
docencia en la Universidad de León como Catedrático de Zoología en el
Departamento de Biodiversidad y gestión ambiental de la Facultad de
Ciencias Biológicas y Ambientales.
Su trayectoria está
estrechamente ligada a la Sociedad Española de Ornitología, de la que
fue presidente entre 1988 y 1998, cuando se produjo el proceso de
transformación de SEO/Birdlife en una entidad profesional con
implantación nacional.
Es autor de 19 tesis doctorales, más de una
veintena de libros y otros tanto artículos que recogen su larga
trayectoria ligada al medio ambiente, que le han llegado a recorrer
mochila al hombro gran parte de España para mediar entre el hombre y la
naturaleza en escenarios como las Marismas de Santoña, Doñana, la isla
de Cabrera, los subdesiertos de Almería o de Tierra de Campos.
Además
de Purroy, el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente
también ha premiado a la eurodiputada Carmen Fraga, en su calidad de
mérito pesquero, por su dedicación a la pesca española. También recibe
esta distinción, el presidente de Caja Rural del Sur, José Luis García
Palacios.
La Gran Cruz de la Orden Civil al Mérito Ambiental se ha otorgado al
teniente general en la Reserva Emilio Roldán Pascual, por su labor como
Comandante de la Unidad Militar de Emergencias (UME) durante más de
cuatro años de lucha contra los incendios forestales, y a la
vicepresidenta Primera de Fomento de Construcciones y Contratas (FCC),
Esther Koplowitz, por su defensa del medio ambiente, como principal
accionista del grupo, y a través de la Fundación que lleva su nombre.
Su
férrea defensa del medio ambiente le han convertido en uno de los
ecologistas más activos de la provincia de León. Es el caso de su
frontal oposición a polémicos proyectos como la construcción de los
pantanos de Riaño y Omaña, o a los parques eólicos de la provincia,
muchos de ellos condenados al cierre por orden judicial gracias, en
parte, a su colaboración en la SEO/BirdLife, y al abogado Carlos
González Antón.
Actualmente, tiene sus ojos puestos en la
construcción de la estación de esquí de San Glorio. «Es una aberración
ambiental y un engaño económico, ya que todavía no saben de dónde van a
sacar los mil millones que necesitan para su construcción, cuando encima
se ha demostrado que este tipo de estaciones son deficitarias», asegura
el catedrático. De todos modos asegura que es un proyecto que «no se va
a hacer», ya que «lucharemos con todas nuestras armas legales para que
sea tumbado en Europa».
Otro de sus caballos de batalla ha sido
contra la construcción de las pistas forestales en Picos de Europa y el
antiguo proyecto de la línea de alta tensión entre Sama (Asturias) y
Velilla del Río Carrión a lo largo del parque regional. Su radical
oposición a estos «ataques medioambientales» en Picos le llevó a la
primera plana informativa hace diez años, cuando se enfrentó
públicamente a la los responsables de la Junta de Castilla y León y a
los alcaldes de la zona a los que acusó de estar detrás de la
construcción de estas pistas, lo que a su juicio supondría la
fragmentación del hábitat del oso
pardo y del urogallo, especies en
peligro de extinción. «El tiempo me ha dado la razón, Picos de Europa,
donde se han gastado miles de millones europeos en destrozar el medio
ambiente, se ha quedado despoblado de urogallos, mientras que en el Alto
Sil o Omaña los han sabido conservar», se lamenta Purroy, que sigue
trabajando por esta especie en la zona.