Tenemos la juventud mejor apaleada de Europa
2012 febrero 21
por eljukebox.
http://blogs.diariovasco.com/eljukebox/2012/02/21/tenemos-la-juventud-mejor-apaleada-de-europa/
La historia siempre se repite, primero como tragedia, después como Trending Topic. Cuatro décadas después, los estudiantes ya no se conforman con pedir lo imposible, sino que han subido un peldaño más en la escalera de sus exigencias para exigir algo mucho peor: lo impagable, aunque en este caso sea algo tan prosaico como calefacción en las aulas, quién nos lo iba a decir hace un lustro.
Las cargas policiales de ayer en Valencia sólo se entienden en el contexto de una comunidad autónoma cuya situación económica le permitiría optar al Fondo Internacional de Ayudas al Desarrollo, de no haber sido recortado éste a manos del PSOE primero y del PP después. Si los estudiantes del Instituto Lluis Vives se hubieran limitado a salir a la calle para pedir un mundo mejor y tal, la Policía jamás se hubiera empleado con semejante violencia.
Sin embargo, la reivindicación de una escuela pública digna pone en peligro las horas extras del agente antidisturbios, por cuanto los fondos públicos que entra en una partida presupuestaria se restan de otra. Lo de ayer no fue un problema de orden público, sino algo personal. Colocado frente a un estudiante, a un antidisturbios siempre le toca encarnar con toda su crudeza los estragos que ocasiona en las personas el fracaso escolar.
La actuación policial fue desproporcionada por mucho que los alumnos les provocaran esgrimiendo libros, aún en el supuesto de que fueran de Lucía Etxebarria. Desproporcionada no sólo desde un punto de vista retrospectivo, sino sobre todo desde una perspectiva de futuro. Si ante un mero corte de tráfico las fuerzas del orden se emplean con semejante dureza, cabe preguntarse qué harán cuando toque abordar asuntos de mayor enjundia. Sirva como ejemplo ilutrativo el hecho de que el periodista nunca debe ser noticia y, sin embargo, ayer no había medio de comunicación presente en el lugar de los hechos que no contara con al menos un redactor apaleado.
Los policías aún no lo saben, pero están reprimiendo por encima de sus posibilidades y lo que aún es peor, por encima de las nuestras. Un país en situación económica tan delicada como la que atraviesa el nuestro no puede desviar recursos innecesarios a un sinfín de cargas policiales, cada una de ellas idéntica a la anterior. La repetición delata que los mandos policiales permanecen aún instalados en el oasis de despilfarro, ajenos a conceptos tan básicos como “optimización de recursos”.
En cuanto a los alumnos, harían mal en caer en la tentación de la deriva violenta. Éste es un país con tendencia mayoritaria a ponerse siempre del lado del más fuerte y en el caso de la algarada callejera, la Policía cuenta con mayor experiencia y determinación. Por el contrario, patina en el terreno de los argumentos. En este sentido, fue conmovedor contemplar cómo la delegada del Gobierno se comprometía a investigar posibles excesos policiales, mientras a su derecha se perpetraba el primero de ellos, cuando el jefe de los uniformados desbarraba públicamente al calificar de “enemigo” al alumnado de un instituto.
2012 febrero 21
por eljukebox.
http://blogs.diariovasco.com/eljukebox/2012/02/21/tenemos-la-juventud-mejor-apaleada-de-europa/
La historia siempre se repite, primero como tragedia, después como Trending Topic. Cuatro décadas después, los estudiantes ya no se conforman con pedir lo imposible, sino que han subido un peldaño más en la escalera de sus exigencias para exigir algo mucho peor: lo impagable, aunque en este caso sea algo tan prosaico como calefacción en las aulas, quién nos lo iba a decir hace un lustro.
Las cargas policiales de ayer en Valencia sólo se entienden en el contexto de una comunidad autónoma cuya situación económica le permitiría optar al Fondo Internacional de Ayudas al Desarrollo, de no haber sido recortado éste a manos del PSOE primero y del PP después. Si los estudiantes del Instituto Lluis Vives se hubieran limitado a salir a la calle para pedir un mundo mejor y tal, la Policía jamás se hubiera empleado con semejante violencia.
Sin embargo, la reivindicación de una escuela pública digna pone en peligro las horas extras del agente antidisturbios, por cuanto los fondos públicos que entra en una partida presupuestaria se restan de otra. Lo de ayer no fue un problema de orden público, sino algo personal. Colocado frente a un estudiante, a un antidisturbios siempre le toca encarnar con toda su crudeza los estragos que ocasiona en las personas el fracaso escolar.
La actuación policial fue desproporcionada por mucho que los alumnos les provocaran esgrimiendo libros, aún en el supuesto de que fueran de Lucía Etxebarria. Desproporcionada no sólo desde un punto de vista retrospectivo, sino sobre todo desde una perspectiva de futuro. Si ante un mero corte de tráfico las fuerzas del orden se emplean con semejante dureza, cabe preguntarse qué harán cuando toque abordar asuntos de mayor enjundia. Sirva como ejemplo ilutrativo el hecho de que el periodista nunca debe ser noticia y, sin embargo, ayer no había medio de comunicación presente en el lugar de los hechos que no contara con al menos un redactor apaleado.
Los policías aún no lo saben, pero están reprimiendo por encima de sus posibilidades y lo que aún es peor, por encima de las nuestras. Un país en situación económica tan delicada como la que atraviesa el nuestro no puede desviar recursos innecesarios a un sinfín de cargas policiales, cada una de ellas idéntica a la anterior. La repetición delata que los mandos policiales permanecen aún instalados en el oasis de despilfarro, ajenos a conceptos tan básicos como “optimización de recursos”.
En cuanto a los alumnos, harían mal en caer en la tentación de la deriva violenta. Éste es un país con tendencia mayoritaria a ponerse siempre del lado del más fuerte y en el caso de la algarada callejera, la Policía cuenta con mayor experiencia y determinación. Por el contrario, patina en el terreno de los argumentos. En este sentido, fue conmovedor contemplar cómo la delegada del Gobierno se comprometía a investigar posibles excesos policiales, mientras a su derecha se perpetraba el primero de ellos, cuando el jefe de los uniformados desbarraba públicamente al calificar de “enemigo” al alumnado de un instituto.
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