Hallan una nueva lápida funeraria vadiniense en el entorno de Cistierna
Sirve de peldaño para acceder a la iglesia de un pueblo cercano a Peñacorada, la misma zona en la que apareció la estela de «Dovidero, príncipe de los cántabros».
18/06/2010 e. gancedo | leónSirve de peldaño para acceder a la iglesia de un pueblo cercano a Peñacorada, la misma zona en la que apareció la estela de «Dovidero, príncipe de los cántabros».
S. Sanz
Antaño, todo se reutilizaba y reciclaba, y piedras cómo éstas, grandes y pulidas, se emplearon en los más diversos usos. Tienen cerca de 1.800 años de antigüedad, y han venido apareciendo con profusión en la Montaña Oriental: un simple vistazo al Museo de León sirve para comprobar la gran cantidad de lápidas vadinienses -"pueblo prerromano adscrito a los antiguos cántabros-", halladas en nuestro territorio. La última que se ha identificado ha aparecido en el macizo de Peñacorada, sirviendo de solera a la iglesia de una de las poblaciones situadas en las faldas de esta emblemática cumbre.
«Se encuentra en el mismo lugar en el que, en su día, apareció la lápida de Dovidero, príncipe de los cántabros , por cierto localizada mal en el museo leonés -"explica el historiador Siro Sanz-". Esta última, por ejemplo, se usaba como asiento para el alcalde concejil, quizá por el alto valor simbólico que se le continuaba otorgando pese a los muchos años transcurridos».
Dada a conocer por Siro Sanz y Eutimio Martino en el 2002 pero sin eco alguno en las instituciones locales y provinciales, la lápida aflora en una zona extraordinariamente rica en vestigios antiguos: cada pueblo tiene su equivalente en castros o coronas situados en altura. El castro de Campo Mulín y sus defensas naturales son buena muestra de estos restos que datan de la época de la lucha contra las legiones y la posterior romanización. Pero Sanz se lamenta de que, muchas veces, las autoridades se llevan piezas de la zona sin ofrecer luego más explicaciones. «Como la lápida de La Llama, cuatro años después, aún no sabemos nada de ella».
«Se encuentra en el mismo lugar en el que, en su día, apareció la lápida de Dovidero, príncipe de los cántabros , por cierto localizada mal en el museo leonés -"explica el historiador Siro Sanz-". Esta última, por ejemplo, se usaba como asiento para el alcalde concejil, quizá por el alto valor simbólico que se le continuaba otorgando pese a los muchos años transcurridos».
Dada a conocer por Siro Sanz y Eutimio Martino en el 2002 pero sin eco alguno en las instituciones locales y provinciales, la lápida aflora en una zona extraordinariamente rica en vestigios antiguos: cada pueblo tiene su equivalente en castros o coronas situados en altura. El castro de Campo Mulín y sus defensas naturales son buena muestra de estos restos que datan de la época de la lucha contra las legiones y la posterior romanización. Pero Sanz se lamenta de que, muchas veces, las autoridades se llevan piezas de la zona sin ofrecer luego más explicaciones. «Como la lápida de La Llama, cuatro años después, aún no sabemos nada de ella».
4 comentarios:
Montañeses, afilad las falcatas los dardos, las azconas y cuchillos. Cortad de un tajo la mano de puzela al momento en que asome por las alturas de Peñacorada y la garganta del Esla.
Que toda Vadinia se lenvante contra la sed de castilla que agota nuestros ríos y consume nuestros bosques. Dovidero, Amparamo, Tridio y ahora Valaeso os miran desde el horizonte de la eternidad
Impresionante e impagable el trabajo que hace esta gente.
Dovidero no tendría en casa un falcata, como no sea heredado del tatarabuelo de su tatarabuelo. Y este falcata traido de alguna razzia en Carrión o más al sur...
Tridio utilizaría el pugio que llevaba al cinto de cuero (un pugio romano, porque Tridio estaba romanizado, amigo mio) para cortar el queso o la cecina de cabra.
A la espalda el hacha, ya bifaces, ya latina...
Los que cortaban manos eran los romanos, y mucho antes de que muriesen Tridio,Alesio, Orgúnculo, Dovidero o Mestes... quienes, si se cabreaban lo suficiente, te cortaban el pasapán, no la mano...
Y un paisano de Burón, entonces, no sabía ni donde estaba Pucela (salvo que fuese uno de aquellos cristianos fanáticos que nos querían convencer de que Talaeno, el tonante, era lo mismo que su Dios, y que querían cortar el tejo de la actual Oseja y poner un ara cristiana en su lugar)
¡Ah, y eran cántabros, no "leoneses"... recordadlo!
En cantabria se han encontrado cuchillos afalcatados, y lo de cortar la mano es una imagen. Por cierto, la restauración de la calzada del Esla es un desastre. El muro que que se rehizo en el Pajar del Diablo(Crémenes) ha vuelto a caer y arratro parte del muro que estaba sano y es la tercera...,¿pero es que nadie sabe hacer un muro en seco en toda la montaña? y ¿quién hizo la restauración? ¿sería Eulen y promotor el Grupo de A Local de Riaño?. Llega el verano y algún turista hará esta ruta, a que esperan.
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