Pequeña guía de los tratados de libre comercio que te quieren colar
Las siglas abundan (TTIP, TISA, CETA, EPA, etc.), la información escasea, pero el molde ideológico es el mismo
¿Conoces los tratados de libre comercio que se están
negociando y que te van a afectar? Son muchas siglas (TTIP, TISA, CETA,
EPA, etc.) y poca información, pero un mismo molde ideológico. En esta
pequeña guía y en un vistazo, te presentamos sus contenidos,
consecuencias y relaciones entre ellos. Abróchate el cinturón.
TTIP:
Por sus siglas en inglés, significa Tratado Transatlántico de Comercio e
Inversiones. De forma simple, es un proyecto para establecer una zona
de Libre Comercio entre la Unión Europea (UE) y Estados Unidos (EEUU).
Es un peligro democrático, social y ecológico.
Ante
todo es un peligro democrático: está siendo negociado de forma opaca y
de espaldas a la ciudadanía. Además es totalmente ilógico negociar con
EEUU mientras no se ha solucionado el espionaje de la Agencia de
Seguridad Americana a millones de ciudadanos europeos.
Por otro lado, el TTIP amenaza gravemente nuestro modelo social,
servicios públicos, agricultura o propiedad intelectual. De aprobarse,
supondría por ejemplo que se pudiesen comercializar alimentos o
transgénicos hoy en día prohibidos en Europa por considerarse nocivos
para la salud o el medioambiente. Todo esto sin ni siquiera crear empleo
y riqueza para la ciudadanía (¡45 euros anuales por hogar europeo!).
Por último, el TTIP quiere poner en marcha un mecanismo de arbitraje
para resolver desencuentros entre Estados y empresas. Este caballo de
Troya de las multinacionales permitiría por ejemplo que un Estado tenga
que indemnizar a una empresa por prohibir el fracking en su territorio.
TISA:
El Acuerdo sobre Comercio de Servicios (Trade In Services Agreement en
inglés) se está negociando de forma nada transparente desde julio del
2013 por parte del grupo llamado –y no es broma– "los muy buenos amigos
de los Servicios" (compuestos por EEUU, UE y otros 20 países). El
tratado tiene como objetivo la liberalización de los servicios y su
ámbito es muy amplio: empleo, transporte, comunicación, datos, servicios
legales, subvenciones agrícolas, educación, salud, residuos, suministro
de agua, distribución de energía y comercio digital. Es una amenaza
real para los servicios públicos como la salud y la educación, y puede
también implicar una mayor liberalización de los mercados financieros.
Parece que hemos olvidado ya las lecciones aprendidas de la crisis
financiera: la ideología neoliberal renace de sus cenizas. De hecho, el
tratado es potencialmente tan o incluso más peligroso que el TTIP.
Contendrá cláusulas que no permitirán imponer mejores estándares
legislativos o regular de nuevo un sector que previamente habría sido ya
liberalizado. La democracia está en peligro puesto que la ciudadanía ya
no puede decidir el grado de regulación que desea.
CETA:
El Acuerdo económico y comercial global con Canadá (Comprehensive
Economic Trade Agreement en inglés) es el hermano pequeño del TTIP. De
hecho, muchos consideran que es un globo sonda para el TTIP, ya que
contiene cláusulas muy similares. Su contenido ya ha sido filtrado y
confirma la mayoría de los miedos que se tenían. El CETA contiene un
mecanismo de arbitraje entre inversores y Estados que creará un sistema
extra-judicial para demandar las decisiones democráticas de los
parlamentos. Permitirá además la entrada de mucha carne de res y de
cerdo al mercado europeo y no queda en absoluto claro cómo se
garantizará que estas importaciones estén libres de hormonas.
El CETA pondrá el foco también en la liberalización de los servicios.
Lo hará utilizando una "lista negativa", lo que significa que
liberalizará todos los servicios que no estén incluidos en una lista de
excepciones. Uno de los problemas que desde luego no ha sido debatido es
el impacto del CETA (pero también del TTIP) sobre las diferentes
economías europeas. Los países con economías más basadas en la
exportación llegarán mejor preparados que los países cuyo desarrollo se
centra más en el consumo interno. Los países del Sur de Europa no se
adaptarán a estos tratados de forma tan simple como Alemania por ejemplo
y perderán en competitividad.
AAE (o EPA según sus siglas en inglés):
Son los Acuerdos de Asociación Económica negociados entre la Unión
Europea y países de África (del oeste, subsahariana, austral, etc.) o
pequeñas islas del Pacífico. Su objetivo es suprimir el 75% de los
derechos de aduana sobre las importaciones procedentes de la UE y de
limitar su política comercial más allá de las exigencias de la
Organización Mundial del Comercio (OMC). Perjudicará primero a los
países africanos. Su agricultura tradicional y de autoconsumo, su
seguridad alimentaria y desarrollo regional se verán golpeados de lleno
por una competencia europea desleal, destructora de empleos y por una
dependencia de los mercados mundiales y de una economía enfocada a la
exportación. Además del pillaje programado de sus recursos naturales y
subsuelo, dará pie a una migración masiva en una situación dónde la
población del Oeste de África crecerá de 70% en 15 años y en un contexto
de calentamiento climático particularmente acentuado en esta región.
Los europeos no tienen nada que ganar tampoco. Este acuerdo va a
favorecer una agricultura más productivista, contaminante y poco
intensiva en empleos, en detrimento de las políticas de agricultura
sostenible, de soberanía alimentaria y de transición industrial
ecológica.
Las negociaciones de la OMC:
La Organización Mundial del Comercio, de la que son miembros casi todos
los países, fue creada en 1994 con una agenda clara: liberalizar el
comercio mundial. Pero desde 2001 la OMC está atascada por desacuerdos
internos: los países menos industrializados y más empobrecidos quieren
que sus productos agrícolas lleguen a los mercados de los países
enriquecidos. Sin embargo, los países del Norte bloquean la llegada de
estos productos, lo que impide el desarrollo de los países de origen.
Desde el parón de las negociaciones, la UE y EEUU –entre otros– han
promocionado tratados de libre comercio fuera del marco de la OMC,
muchos de los cuales se describen más arriba. Objetivo colateral:
presionar a los países del Sur para que hicieran concesiones en las
negociaciones de la OMC. Y funcionó: en Bali en 2013 la OMC ha llegado a
un acuerdo para facilitar el comercio mundial. Habría incluido que
India suspendiera sus programas de apoyo alimenticio para los más
desfavorecidos. Sin embargo, el nuevo gobierno indio no ha querido
abandonar a los 400 millones de sus ciudadanos que viven con menos de
1,25 dólares al día y no estaba por la labor de renunciar a esas ayudas.
¡Una buena decisión!
Es posible y altamente
necesario parar estos tratados y construir alternativas. Dependerá de la
capacidad de presión y movilización ciudadana, social y política a
nivel local, europeo y global. Por ejemplo, ¿qué te parece si el 11 de
octubre sumamos fuerza con el Día Europeo de acciones para parar los acuerdos TTIP, CETA y TiSA. ¿Te apuntas?
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