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14 agosto, 2010

RIAÑO RESCATA UNA LÁPIDA DEL SIGLO XI

Javier Presa, alcalde de Riaño, y Nemesio Pando, pedáneo de Barniedo, recibiendo la pieza.
dl.

Riaño rescata una lápida del siglo XI tras 55 años de «exilio» en Bilbao
Fue comprada por 250 pesetas y regalada a una familia que ya la ha donado al museo.
14/08/2010 emilio gancedo | león

En 1950, el labrador Rufino de la Fuente estaba arando una de sus fincas, situada a medio kilómetro del pueblo de Barniedo de la Reina, cuando dio con los restos de la ermita de los santos Justo y Pastor. Al lado de los cimientos de ese antiguo templo que dejó de existir en el siglo XVIII -”aunque el paraje sigue llamándose Tierras de san Pastor -” la reja del arado tropezó también con una piedra con inscripciones y aparentemente muy antigua.

Cinco años después, Víctor González, más conocido en la Montaña como el Tío Vitor de los Tordos , compró aquella pieza a Rufino de la Fuente, por 250 pesetas, para regalársela al ingeniero bilbaíno Antonio Aguirre, con el que trabajaba en la construcción del puente de Remolina. «Junto a esa estela se encontraba también la lápida vadiniense de Vado Nebira, hallada en las obras del puente y que recientemente también hemos podido rescatar», recuerda Alfonso González, de la Plataforma por la Recuperación del Valle de Riaño. «Ambas piedras viajarían a los pocos días por las vías del tren de La Robla hasta su nuevo destino, Bilbao».

Ahora, de la misma manera que la lápida funeraria de un montañés que vivió hace 2.000 años, Vado Nebira, pudo regresar a su tierra natal, la lápida de otro paisano del Valle -”y que en este caso vivió hace 1.000 años-” acaba de volver «gracias a la generosidad de la familia de Antonio Aguirre, especialmente de su hija Esperanza», informa Alfonso González, quien califica a esta estela discoidea de «preciosa y singular pieza medieval».


Destino: el Museo de Riaño. Así, las gestiones del historiador Evelio González Miguel, de los miembros de la Plataforma por la Recuperación del Valle de Riaño y del ayuntamiento de Riaño han dado sus frutos después de tres años de trabajo: la lápida ya reposa en el Museo Comarcal Etnográfico de la villa montañesa, pues ha sido cedida directamente al municipio por la familia Aguirre.

Actualmente, Evelio González está embarcado en un exhaustivo análisis de la pieza, especialmente en la interpretación del texto. Este investigador admite no tener dudas sobre su antigüedad (restando al 1061 que aparece en la pieza los 38 años de desfase correspondientes a la era hispánica, resulta el año 1023), pero discrepa de la traducción publicada en los años cincuenta por el padre agustino Bernardino Pérez, natural de Barniedo, en su obra Tierra de la Reina , quien tuvo acceso a la pieza. Pérez traduce así la inscripción: Adrianus pereció (o cayó) allí en la era 1061. Juan Presbítero . Para Evelio González, el nombre sería más bien Pelayo, en vez de Adriano, la fecha sería la misma y la firma del presbítero, también. En algunas semanas estará en condiciones de ofrecer su versión definitiva. González también comenta que la letra es visigótica mozárabe y que, como curiosidad, «contiene varias faltas ortográficas». El formato sería heredero de las estelas vadinienses, con el nombre del difunto, la fecha y quién firma el epitafio. «De esta época se habían hallado varias en el valle, pero esta es la primera con inscripciones», añade.

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